(re-subido con correcciones)
En cuanto sonó la campana de salida fue el primero en levantarse, se dirigió a toda velocidad a la biblioteca, no quería llegar tarde y la mejor manera era siendo el primero; pero en cuanto atravesó las altas puertas que daban paso al recinto interior y los pasillos llenos de libro la encontró a Cathye pidiendo a la bibliotecaria dos gruesos volúmenes para el trabajo
– ¡Guau! – Exclamó decepcionado - ¿Cómo llegaste tan pronto?
– Salí enseguida de la clase, fui de las primeras y no me encontré con nadie mientras venía, nada del otro mundo ¿Verdad?
Aunque evidentemente estaba un poco nerviosa al respecto; y tendría algún motivo, él había salido primero, podría asegurar que ella había entregado un trabajo de último momento al profesor de la última hora, le había visto al pasar por frente a su clase, es más, practicante había corrido por los pasillos, lo cual dudara ella hubiera hecho para aventajarlo, y solo había un camino, debía haber pasado a su lado, y esto nunca había sucedido. Aunque en un momento, cerca de los lavados, estuvo seguro de sentir que pasaba corriendo, pero por más que había mirado en una y otra dirección no la había visto ¿Como era posible entonces?
– Si, creo que así debió ser
Ciertamente no era hora de pensar en esas cosas, tenía un importante trabajo para hacer, particularmente importante, lo haría con Catherine. En eso regresó Blanca; asistente de la biblioteca, con dos gruesos volúmenes, el que estaba encima se titulaba “Argumentos Filosóficos”
– ¿Vamos entonces? – murmuró sin darse cuenta de tomar los libros por ella. – En silencio se dirigieron a una mesa apartada para poder hablar con más tranquilidad
– Espero que nos valla bien en este trabajo
– ¿Por qué lo dices? – había malinterpretado el comentario, creyendo que ella afectaría su puntuación, y no positivamente, claro está.
– Es que me vendría bien una buena nota – trató de explicar sin mucha convicción, ella no parecía conforme
– ¿Realmente la necesitas? Eres él mejor en la asignatura, siempre tienes puntuaciones perfectas en las tareas y nunca obtuviste menos de un 90% en una prueba – Está información lo tomaba desprevenido ¿Como sabía tanto?
– ¿Por qué lo dices? ¿Qué te hace pensar eso?
– El profesor siempre dice que eres su mejor alumno, le sorprende porque no sueles prestar mucha atención y sin embargo conoces todos los temas, incluso comentó que…
De pronto se quedó en silencio, como si hubiera hablado más de la cuenta, se sonrojó con una velocidad que no era usual en ella
– ¿Qué es lo que dice él profesor? – inquirió amigablemente, no fuera que de alguna manera lo hubiera hundido, precisamente frente a Catherine
– No es nada, nada importante
– Vamos, tenemos que hacer este trabajo juntos – Era una excusa evidente, pero debía saber de qué se trata – si no me lo dices no podremos concentrarnos en lo que debemos hacer, además, no puede ser tan malo
– Pero no es algo malo… – De nuevo se detuvo precipitadamente, como si hubiera hablado de más nuevamente
– Vamos ¿Es algo buenos entonces? Si es así no me ofenderé, ¿acaso no confías en mí? – Esta era siempre su última arma para conseguir lo que deseaba, lo sabía muy bien, era lo único eficiente contra su hermana
– No es que no confié en ti
– Entonces dime de que se trata
– Es que seguramente fue una broma o algo así
– ¿Qué tiene de malo entonces? Si solo fue una broma, vamos, confía en mí, si no... No podré confiar en ti – Ahora si lo había logrado, lo vio de inmediato en sus ojos, como si la verdad fuera a salir de ellos dando saltitos
– Solo dijo, dijo que… como éramos buenos alumnos y… que haríamos buena pareja…
Ahora lo comprendió, el profesor no se había referido solo al trabajo, se refería a otra cosa, inevitablemente ambos supieron que habían hablado de más, con las caras al rojo vivo Dylan tomó “Argumentos filosóficos” y lo abrió por la mitad sin concentrarse demasiado en lo que hacía, ya que el libro estaba de cabeza.
– Que locura ¿No? – alcanzó a musitar en un susurro para romper el vergonzoso silencio, aprovechando a su vez de enderezar su ejemplar
– Si, eso mismo le he dicho yo – abrió su libro cuidando de hacerlo al derecho, comenzó a sacar apuntes de interés
El mutis entre ambos se había ahondado con los minutos, y trataban de no mirarse más que para compartir alguna opinión con respecto a los puntos de vista de un filósofo que no tenía ni idea de lo que hablaba, o por lo menos eso le parecía a Dylan ya que su cabeza no estaba precisamente en la biblioteca; más bien se veía pasando una tarde tan adorable en compañía de Catherine en él claro de la colina; pero debía preocuparse un poco en lo que hacía o quedaría mal delante de ella, y definitivamente eso no era lo que pretendía. Fue ella la que rompió el silencio
– ¿Por qué discutías con Flor? – sin duda el comentario no tenía nada de filosófico, y le golpeó en medio del estomago
– Por nada en particular, solo me molestó algo que dijo
– Nunca se han caído bien ¿Verdad?
– No, no lo sé, simplemente no nos llevamos bien – ¿Que estaba tratando de averiguar? ¿Qué se proponía al preguntar aquellas cosas?
– A ella le gustas – un inusual vacío le tocaba el estómago, que era todo aquello, Flor la habría enviado para averiguar algo, él nunca las había visto juntas.
– Eso he escuchado, pero a mí no me gusta ella
Por un momento pensó que el comentario había sido un poco fuerte, pero una sonrisa pequeña en los labios de Catherine le dieron a entender que la respuesta era correcta, al menos como no hablaban de “ellos” no estaba tan incómodo.
– Pensé que habían discutido por eso que ocultas en tú camisa – Está vez le costó un momento entenderlo ¿Que ocultaba? él no tenía nada, salvo… claro aquellos… – pensé que serían de ella o algo así – agregó más que nada para sí misma
– Te refieres a estos – y sacó el puñado de piedritas que relucían; una en particular de manera inusualmente iluminada por la luz artificial de ese lugar.
– Pero que bonitos – seguramente había quedado impresionada con aquellas cositas – parecen diamantes o perlas, pero tienen forma de…
– Lágrimas – termino la frase por ella – lágrimas de diferentes colores
– ¿De dónde las obtuviste? – y agregó educadamente – si se puede saber
– En realidad, no lo sé – Ella lo miró de manera extraña, no estaría pensando que las había robado o algo como eso – quiero decir, cuando desperté estaban en mi cama – su mirada se tornó sombría
Definitivamente había malinterpretado alguna parte de la historia, porque dejó la piedra que había tomado junto a las otras con un mal humor evidente
– Alguien las habrá dejado allí ¿Quizás como un recuerdo? – Comprendió de inmediato donde lo habían malinterpretado horriblemente
– Oh no, no es lo que piensas
– ¿Y cómo sabes que estoy pensando? – seguramente eso había sonado aún peor que la duda
– Simplemente lo traje de mis sueños. – La mirada de poco humor fue reemplazada por una de ofensa mientras Dylan lamentaba no haberse cocido la boca
– ¿De tus sueños? ¿Cómo pudiste traer esto de tus sueños?
Dudó un momento, si de lo contaba le creería loco; si no lo hacía no podría volver a pensar en tener una oportunidad con ella, debía contarle algo, después de todo le inspiraba una confianza poco natural
– En realidad si, tuve un sueño extraño, al principio no lo era, soñaba con mi padre, siempre sueño con él
– ¿Como puedes soñar siempre lo mismo? – de pronto se dio cuenta que no debería haberlo dicho – disculpa, yo no quise, sé que…
– Antes de dormir solo debo pensar que quiero soñar – añadió omitiendo la segunda parte de la disculpa – y simplemente sucede, siempre puedo tener sueños lúcidos, es algo realmente agradable – seguramente algo la inquietó, luego se dio cuenta de que los sueños lúcidos pueden ser mal empleados y ella había sospechado algo – yo jamás pensé en – un gesto con la mano le advirtió que siguiera con la historia, pero un dejo de tranquilidad ilumino su cara – pues, estaba con mi padre y de pronto atravesé una puerta
– ¿Una puerta?
– Si, estaba en una habitación y pase por la puerta, luego desapareció; y estaba en otro lugar
– ¿Como un pasillo o él baño?
– Como en otro mundo – La mirada fue dudosa y no quiso descifrar su significado – lleno de lava y fuego, aunque hacía un frío de muerte;
– ¿Había fuego y hacía frío?
– Era un sueño después de todo, no lo sé; y en medio de la isla había un niño que quería hablar conmigo, mi padre me lo había dicho, parecía saberlo todo, y hablaba como si me conocieras de toda la vida
– ¿Qué fue lo que dijo?
– Algo sobre una guerra que estaba por iniciarse, que una mujer iba a empezar una batalla, que no tenía mucho tiempo y que debía reunir a los 7 guerrero que la enfrentarían, que esa era mi primera misión
– Vaya sueño
– Ni que lo digas
No podía creer que hubieran entablado está conversación tan ajena a la filosofía, pero ciertamente hablaba con soltura y comodidad, como si se conocieran de toda la vida
– Pero lo extraño vino después…
– ¿Mas extraño que hablar con un niño en medio de ríos de lava y fuego, pero que hacía frío?
– Bastante más extraño, él señalo el cielo o algo así, y pese a que era de día, o por lo menos el amanecer porque los soles estaban afuera –esquivó la mirada de Cathye- brillaron unas cuantas estrellas; estas bajaron como si fueran a chocar al niño, pero se detuvieron y se pusieron a flotar a su lado, luego las envió hacia mí y las tome, eran 7 pequeñas piedritas con forma de lágrimas y de diferentes colores
– ¿Estas piedritas? – agregó señalando las que se desparramaban sobre la mesa
– Las mismas, pensé que había sido solo un sueño hasta que él me dijo que despertara, suelo despertar a voluntad, no cuando me lo ordenan; pero aun así desperté, pensando que todo había sido un sueño alocado, pero luego descubrí estas piedritas desparramadas entre las sábanas y no supe que pensar…
Un silencio un tanto incómodo quedó pendiente entre ambos, como un hilo que los conducía a un sitio sin importar bien a donde fuera
– ¿Dices que puedes soñar lo que quieras? ¿Y tienes sueños lúcidos? – se ve que ese tema en concreto la había preocupado
– Si, y algunas veces pienso que debo estar un poco loco
Tan pronto como lo había dicho se arrepintió; definitivamente ahora le preguntaría al respecto y no tendría caso mentirle, no luego de lo que ya sabía y de lo que había ocurrido en las primeras horas de clase
– ¿Por qué lo dices? A mí no me pareces nada loco – comentó como quién no quiere la cosa ocultando una sonrisa
¿Por qué le había preguntado? Tan bien estaban las cosas entre ellos y ahora podía arruinarse, pero debía contarle algo, ella no se reiría, o por lo menos eso esperaba
– Algunas veces, escucho cosas
– ¿Qué tipo de cosas? – Eso no había sonado bien, pero difícilmente podría arreglarlo
– Cosas que la gente no quiere decir, pero me las dice igual, aunque solo yo las oiga
– Como lo que ocurrió hoy en filosofía
– Si, Flor… – se calló un momento, no podía decir lo que había escuchado – me pareció que hizo un comentario sobre Kyle, algo poco agradable ¿Sí? Y le espeté que no debía hablar así
– ¿Pero?
– Ella no había dicho nada, es como si solo lo hubiera pensado – Esto sonaba cada vez más extraño
– Quiere decir ¿Lees él pensamiento? – seguramente estaba pensando eso, pero admitirlo era como solicitar una camisa de fuerza
– No lo creo, solo… presiento lo que la gente quisiera decir, aunque no lo haga
De pronto la cara de Catherine se tornó extraña, algo estaba surcado por sus venas y creyó adivinar de que se trataba cuando se apartó un poco de él
– ¿Alguna vez me… me has leído a mí los pensamientos? – El tono escarlata tiño alegremente sus mejillas
Definitivamente estaba avergonzada, y estaba en un callejón sin salida, quizás debía mentir, o decir que todo era una broma, pero al final solo salieron unas letras desfilando de mis labios…
– Si
El efecto no fue agradable, lo miró sorprendida de su franqueza, o esperó que eso fuera, por las dudas prefería poner los puntos en claro
– Pero fue alguna vez aislada, sin ninguna intención, no puedo controlarlo; es solo cuando es algo muy fuerte, solo así lo percibo
No había estado bien, si ella sentía algo por él de seguro podría haberse delatado y se sentiría incómoda ¿Pero por qué pensaba eso? quizás ella sentía algo por alguien más y era eso lo que la preocupaba, la mente era un hervidero de ideas y ninguna parecía demasiado agradable
– ¿Que has escuchado? De mí quiero decir
¿Qué podía responder? Seguramente algo tenía que ocultarle, y realmente no sabía que podía ser, pero lo sospechaba, era algo sentimental; solo que no reconocía si él era el elegido o alguno de sus compañeros.
– No lo sé – ella no estaba conforme – nada importante, alguna vez que te alegraste por una buena calificación – se excusó, pero pensaba en cuando había aceptado hacer el trabajo con ella en aquel pasillo abarrotado de gente
– ¿Nada más?
– Creo que no, solo siento cosas muy fuertes ¿Qué esperaba que hubiera sentido? –
La pregunta había salido de sus labios sin control y ahora no podía volverse atrás, era una pregunta muy personal y estaba jugando con fuego.
– No lo sé – ¿Qué ocultaba? Algo la carcomía, eso era seguro – Creo que alegría, supongo, por la nota, claro – agregó velozmente
– Presiento que quieres decirme algo – nuevamente las palabras sin control, era cierto, presentía que se moría de ganas por contarle algo, pero no debía forzarla, o quizás sí.
– ¿No estarás…?
– No, ya te dije que es involuntario, solo, lo veo en tú mirada, me ocultas algo
– Yo no he tenido sueños, pero… – se detuvo un momento dudando si debía proseguir – ¿No te burlaras de mi verdad?
– ¿Por qué lo haría? Aún no me has dicho que estoy loco por lo que acabo de contarte – una sonrisa distendió un poco el ambiente
– A mí también me ocurren cosas extrañas, de vez en cuando, quiero decir…
– ¿Qué tipo de cosas?
– Cosas que no puedo explicarme, tampoco puedo controlarlo, pero es como si…
No quería continuar, pero ya estaba muy cerca, unas palabras más y sabría de qué se trataba, con una mirada comprensiva la alentó a proseguir
– suelo saber quién llama antes de descolgar el teléfono, o atender antes que llamen si estoy demasiado cerca; muchas veces se quejan de que el aparato siempre está ocupado…
Está revelación, si es que lo era, dejo a Dylan sin palabras, esto era demasiado; pero si ella no se había burlado de él al hablar de “leer la mente”, cuando menos debía devolverle el favor con cortesía, aunque ciertamente le costó un gran trabajo disfrazar su asombro he incredulidad
– Veo que no me crees
– Por qué dices eso, solo que es difícil, ya sabes, estar aquí hablando de leer la mente y ver el futuro
– No es que vea el futuro, es como presentirlo, además, algunas veces…
Está vez se detuvo por completo, seguramente no quería decir algo que era lo más importantes, Dylan se mantuvo en silencio para que comprendiera que estaba dispuesto a escucharla
– creo que puedo parar él tiempo
Ahora sí, una mueca se dibujó de forma forzosa en la cara de Dylan, una cosa es saber quién te llama y otra cosa es jugar con los relojes, debía estar tomándolo en broma, sin embargo, ella se mostraba ahora muy ofendida por su reacción. Durante un segundo creyó que iba a estallar en gritos
– No me crees ¿Verdad? Sabía que no lo harías, no sé por qué te lo he contado, no debía haberlo hecho, vamos échate a reír, vete a contárselo a Kyle y todos tus amigos para que se burlen de mi
No había gritado, aún pero re labia hablado lenta y tranquilamente, pero estaba muy dolida, eso era muy claro, un nudo muy fuerte en su garganta y un peso increíble se resguardó en su estómago, estaba a punto de llorar y él no había querido ofenderla de esa manera; sus ojos se enturbiaron y aparto la mirada
– Yo, yo jamás haría eso, nunca me reiría de ti ni… Debes reconocer que me cuesta mucho creerlo – trato de excusarse – una cosa es atender el teléfono y otra… – Pero ella no lo dejo terminar
– ¿Y cómo crees que llegue primera a la biblioteca? Fuiste él primero en salir del salón, sé que lo hiciste, yo te vi mientras le entregaba mi trabajo al profesor, no pudiste dejar de notar que eras el primero, no eres tan tonto, te vi voltear y verme
Las palabras fueron un golpe duro, estaba conteniendo las lágrimas y se sentía terriblemente mal por ella, tratando de comprender lo que decía recordó cómo le había extrañado encontrarla en la biblioteca antes que él cuando se había esforzado en llegar primero
– Pero… ¿Cómo…? – no pudo articular más palabras, pero fueron suficientes, ella cambio su mirada de ira por una de confusión sin verlo fijamente a los ojos.
– No lo sé, solo pasa cuando algo es realmente importante, quiero decir – se corrigió – cuando una emoción muy grande… como él miedo se apoderan de mi…
– ¿Tenías miedo de venir a la biblioteca? – Ciertamente eso estaba fuera de contexto y carecía de sentido
– No, no fue él miedo, solo es un ejemplo, me pasó cuando tenía quince años…
– ¿Qué ocurrió?
– No lo recuerdo muy bien, pero estaba paseando mi perro cuando se escapó de la correa y corrió hacia la calle, venía un auto de frente y de pronto se detuvo
– ¿Frenó?
– No, simplemente se detuvo, él y todo… – buscaba las palabras para no sonar demasiada exagerada – La gente de las veredas y los árboles, todos se detuvieron, yo no supe que pasaba, solo corrí y sujeté mi perro que estaba inmóvil a unos metros del auto y subí a la acera de enfrente. De pronto todo fue normal, como si nada hubiera pasado; el auto siguió y la gente se movió; entonces no supe que había pasado, pensé que el susto me había hecho imaginar cosas…
– ¿Y no fue así? – la pregunta no había sonado muy gentil, pero pareció pasarla por alto
– Claro que no, me preocupe cuando empezó a repetirse, siempre que algo me importaba mucho o… – nuevamente se quedó callada
– ¿Cómo llegaste hoy a la biblioteca?
– No lo sé, luego de dejar mi trabajo solo pensé que llegaría tarde a nuestra… reunión y que debía darme prisa; y de pronto todo se detuvo, no me pregunte que pasaba porque recordaba los incidentes anteriores y simplemente corrí hasta la biblioteca, incluso pase a tú lado y no lo notaste, al llegar aquí las cosas volvieron a ser normales…
Le tomó solo un minuto a Dylan pensar en aquella extraña sensación de que ella había pasado corriendo a su lado y no había logrado verla, eso lo explicaría, pero es imposible…
– Esto suena de verdad muy extraño ¿No lo crees?
– Si alguien nos hubiera oído diría que ambos estamos locos – una sonrisa superficial los distrajo
– Tú paras él tiempo y vez él futuro, yo controlo los sueños y leo la mente; esto es de lo más ridículo. Deberíamos escribir un libro, o mejor aún plantearlo en nuestro proyecto de filosofía…
Fue un buen momento para recordar el trabajo que aún no habían finalizado, y las horas habían pasado como si ella hubiera apurado las manecillas, el turno nocturno ya había dado inicio y no se habían percatado de nada…
– Creo que deberíamos haber termino esto – sugirió ella – ya es medio tarde
– Si quieres lo finalizo en casa – durante un segundo le pareció creer que ella hubiera preferido que lo terminaran juntos la mañana siguiente
– Si está bien, si no te molesta
– No es nada, solo me llevara unos minutos
– Creo que entonces deberíamos irnos
– Si, es… – pero no supo que decir, en silencio recogieron las piedras y los libros que devolvieron, para salir luego a la frescura de la noche – realmente se está poniendo frío
– Si, está un poco frío – comentó mientras Dylan sacaba un abrigo de la mochila y hacia un ademán de colocárselo, luego de un momento de lo extendió a Catherine
– Con esto no tendrás tanto frío
– Pero es tú abrigo – añadió rechazándolo con una seña
– De todas formas, no me lo pondré, lo tomes o no; y no es justo que me haga peso en la mochila durante todo el camino – la excusa era tonta pero suficiente
– Está bien – mientras se colocaba el saco mostró una sonrisa brillante mientras la sangre regresaba a sus mejillas – Muchas gracias
– Si no te molesta, te podría acompañar hasta tú casa, después de todo ya es de noche
– No es necesario, no…
– Insisto, me hará bien la caminata para entrar en calor y puedes devolverme el saco cuando lleguemos allí – y podría averiguar donde vivía, lo cual había esperado mucho tiempo
La caminata fue bastante silenciosa, ambos habían hablado bastante más de lo que habían deseado y se preguntaban en que estaría pensando el otro, por más que Dylan se esforzara en leerle los pensamientos a Catherine no lo logró, bien no podía elegir cuando hacerlo o necesitaba mucha concentración, de cualquier manera, ese no era el momento apropiado, ella que le vigilaba constantemente con el rabillo del ojo.
Caminaron cuando menos 10 minutos, no vivía exactamente en la dirección que él esperaba, en realidad, no estaba tan lejos de su casa, quizás a mitad de camino; cuando llegaron le sorprendió ver ante que casa se detenía.
Seguramente vivía con sus padres, era una casa amplia de dos pisos, según los muebles que dejaban ver algunas ventanas sin cortina, estaba amueblada con bastante lujo, jamás hubiera imaginado que ella perteneciera a una familia adinerada, nunca se había mostrado presumida o algo parecido, además ¿Por qué no tenía docenas de amigos? Todo aquello le resultó muy extraño, ella pudo ver que miraba la casa a través de las verjas y el camino que la distanciaban unos 30 metros.
– Muchas gracias por acompañarme – susurró por lo bajo – y te agradecería que no divulgaras donde vivo
– ¿Por qué? – la pregunta era un tanto entrometida, descubrió que cada vez que preguntaba algo se inmiscuía en dónde no debía
– Simplemente no quiero que se sepa, no estoy interesada en comprar amigos; me gusta importarle a la gente por lo que soy y quién soy, no por lo que tengo... o por lo que tienen mis padres…
La respuesta le había tomado por sorpresa, siempre llegaba caminando de direcciones diferentes y se iba por la misma variedad de caminos, seguramente para evitar que alguien la siguiera, como en alguna ocasión lo había intentado.
Sacó un pequeño llavero y las verjas se abrieron, una luz tenue iluminó el camino de entrada a la casa. Algo lo estaba inquietando. Ella se sacó el abrigo y se lo extendió suavemente
– Muchas gracias, realmente ha sido cómodo y agradable, espero que no pasaras mucho frío – sus ojos reflejaban la sinceridad
– No, claro que no, necesitaba caminar un poco y entrar en calor, no te preocupes…
Entonces, por unos segundos se quedaron mirando, como si ella hubiera detenido el tiempo y nada importara, un aire frío los golpeaba, los árboles se mecían dejando entrever las luces de las calles, sorpresivamente ella cambio su mirada y le sonrió…
– Vas a besarme ¿Verdad?
Dylan sintió de pronto como si hubiera hablado su hermana, con esa tediosa habilidad de avergonzarlo y ponerlo en ridículo cuando estaban solos, todo dio vueltas durante unos segundos. Pero ella no era su hermana, de eso estaba seguro.
– ¿Has visto el futuro o me has leído la mente? – la pregunta buscaba distraerla y controlar su nerviosismo, ella simplemente se encogió de hombreo
– Simplemente me ha parecido que lo harías
Un fuego interno quemó en las manos y rostro de Dylan, esto no podía estar ocurriendo, era simplemente uno de esos sueños lúcidos que de vez en cuando alternaba con los de su padre, pero parecía tan real…
Varios minutos después, camino a su casa, aún tenía ese sabor a cereza de sus labios y esa sensación de que nada malo podría pasar, aunque él mundo terminara de un momento a otro…
Interesante!! A ver como sigue...
ResponderEliminarespero que ya hallas leido el siguiente capitulo, estan hasta el 10
Eliminarbien escrito. un poco largo para mi pero vere unos capitulos mas antes de decidir formar una opinion.
ResponderEliminarlos capitulso de este libro son todos del mismo largo aproximadamente, el otro libro (la segunda parte de esta historia) son un 15% más largo, y el tercer tomo un 25% mas largo que los de este
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstá muy bien, me gusta tu libro. Estaré esperando el próximo capítulo.
ResponderEliminarya está subido hasta el 10 asíq ue espero los hallas disfrutado todos
EliminarEsta supre este libro!!! quiero la siguiente parte!!
ResponderEliminarespero que ya la halla spodido leer xxq hasta el 10 capitulo esta subido
EliminarSi yo tambien qiero la siguiente parte... me encanto!
ResponderEliminarespero que ya la hallas leido xq hasta el decimo capitulo esta subido
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarno duden en compartirlo en sus faces si creen que alguine puede querer leerlo
ResponderEliminar