(re-subido con correcciones)
A mitad de la clase de ciencias sociales anunciaron que la profesora de Literatura se había retirado, los cual daba la última hora del día libre; era la ocasión ideal para hablar con Catherine si se presentaba la oportunidad al menos.
En cuanto tocó el timbre tomó con prisa los útiles y se dirigió de inmediato a los baños próximos al patio exterior, era la mejor forma de evitar unos minutos a Kyle y poder hablar tranquilamente con Cat; entró en los haceos y se miró en el espejo destartalado de la pared; no tenía muy buen aspecto, posiblemente por haberse desvelado.
Pese a que estaba bastante fresco se lavó la cara y se mojó un poco la cabeza, utilizando sus propios dedos como cepillo se acomodó el pelo de manera que quedara un poco más presentable, de inmediato se dio cuenta de lo ridículo que estaba haciendo y lo evidente que sería al haberse mojado una tarde tan fría; pero ahora ya no podía arrepentirse.
Cuando regresó al pasillo comprobó que no había nadie, muchos aún estaban en clases, los que como él tenían las últimas horas del día libre se habían retirado o concentrado en la biblioteca para ponerse al día con algunos de los deberes dejados por los profesores, sintió remordimiento por las tareas extras que la profesora de matemática le había enviado, ahora que estaba más calmado le había parecido injusto que solo por haber terminado su tarea le enviaran hacer más.
Salió por la puerta principal, con una sensación de vacío en el estómago que se estaba volviendo muy familiar, más allá de las escaleras estaba ella esperando y charlando animadamente junto a Virginia; en cuanto lo vieron acercarse se despidieron rápidamente y Cathye quedó sola; estaba particularmente bonita con un lazo rosado sujetando su cabello y un saco a tono.
– Hola - Se podía leer en sus ojos la vergüenza que había pasado unas horas antes, seguramente Virginia la había estado molestando al respecto; pero él era el único culpable y no había forma de cambiar lo que ya había pasado.
– Disculpa lo que pasó en clase, no fue mi intención - No estaba muy seguro de que fuera una disculpa formal, el gesto que hizo con los hombros le dio ánimos para continuar – Necesitamos hablar – agregó con un hilo de voz, controlando los nervios y la tensión.
Le miró en silencio, como si las palabras sobraran, aunque resultaban muy necesarias; tenía muchas cosas para contarle, muchas preguntas para hacerle, además, según el niño de sus sueño debían acompañarlo a un sitio del cual ni siquiera estaba seguro existiera.
– Que bueno, nos tocó la última hora libre – agregó con su tono calmado, dándole la oportunidad de iniciar la charla, no estaba muy seguro de cómo debía empezar; no quería parecer demasiado brusco, quería evitar haberse hecho ideas de una mala interpretación.
– Lo que sucedió la otra noche – trató de comentar, reaccionó con un gesto de los más extraño, como si los estuvieran mirando con atención y temiera hacer algo de lo que se arrepintiera toda su vida – No sé qué fue – agregó
Definitivamente no se había explicado de la mejor manera, ahora lo miraba de otro modo, como si la hubiera insultado y además hubiera atropellado a su perro.
– ¿Qué quieres decir?
– Quiero decir, no sé qué significó para ti
¿Por qué nunca enseñaban este tipo de cosas en vez de aglomeraciones demográficas? Sin duda les sacarían mucho más provecho a las horas de Ciencias sociales.
– Por mi estuvo bien
Ahogó las palabras con una sonrisa y un además que permitió que su cabello se abanicara, no había quedado nada en claro, pero al menos no estaba molesta, eso le daba esperanzas.
– Si, ya lo creo
No podría sacar nada más de aquel tema, no estaba muy seguro de si habían “quedado” o no, de todas maneras, la situación se estaba convirtiendo en algo muy vergonzoso, era mejor cambiar de tema.
– Si quieres nos sentamos – sugirió mirando los bancos junto a las ventanas de las aulas vacías a su derecha, aquellos que estaban junto al salón de literatura ahora desocupado – Tuve otro sueño extraño.
De pronto la tensión se esfumó, ella sonrió nuevamente y fueron a sentarse, como si nada hubiera pasado y fueran amigos de toda la vida; quizás más que amigos quiso creer
En pocas palabras contó todo lo que le había sucedido en su sueño, omitiendo claro, el principio donde ella y él aparecían tomados de la mano, algo le advirtió que seguramente no disfrutaría tener nada que ver con sus habilidades para controlar los sueños, pero marcó con atención el hecho de que se juntarían cinco de los guerreros en un lugar de sueños o algo parecido, es lo que más lo desconcertaba hasta el momento.
– ¿Conoces algún lugar así? – preguntó – ¿Algún lugar como los que has soñado?
– No, para nada – aseguró mirando sus manos sin saber que decir
Jamás había estado en una playa adonde el agua fuera roja o en un sitio lleno de lava, eran más pesadillas que sueños. De pronto alguien apareció corriendo y se acercó a ellos
– ¡Dylan!... disculpa, iremos a jugar fútbol a la plaza ¿No quieres venir?
– No, hoy no puedo –la frase había sonado muy comprometedora, sentía la presencia de Cat esperando algo más ya que él la miraba a ella con cierta complicidad reflejada en la expresión; debía distraerlo un poco.
– ¿Por qué no van a jugar a la cañada?
– Está demasiado frío, no queremos mojarnos si la pelota cae al agua, de todas maneras, si terminas – Guardó un segundo de silencio mirando con atención a Catherine – Estaremos allí hasta las diez, puedes darte una vuelta si quieres
– Si, quizás lo haga –se estaba yendo cuando recordó algo importante – Hey, Stevens ¿Irá Kyle con ustedes?
Por un minuto tuvo la esperanza que contestara que sí, pero se estaba acostumbrando a no hacerse demasiadas ilusiones.
– No; dijo que iría a jugar a su casa con alguien un juego de los que le trae su padre
La respuesta le heló la sangre, Cathye lo miraba con interés, cuando de pronto se le iluminó la cara, su sorpresa fue sustituida por una sonrisa
– ¿Qué te sucede? ¿Tienes que marcharte?
– No, acabo de descubrir cual es el lugar del que me hablaba ese niño, no Stevens no, él de mis sueños – Agregó cuando ella lo miró preocupada – La cañada que pasa por el valle, tiene que ser allí; todo mundo dice que cuando llega la primavera es como un cuento de hadas… o como un sueño ¿Dónde más podría ser?
Ahora que la idea le palpitaba en las venas de la frente parecía algo completamente claro, se preguntaba por qué no se había dado cuanta antes; él mismo había estado allí muchas veces y siempre que pudiera regresaba, aunque fuera para estar un rato en paz consigo mismo.
– ¿Y piensas ir hasta allí?
– Claro que sí, no es demasiado lejos – ella lo miró asombrada, cuando menos tendrían media hora de camino a un paso ligero desde el inicio del sendero, y no estaban precisamente cerca – Vamos ¿O tienes algo mejor que hacer? ¿No quieres salir de dudas? Podremos regresar antes que oscurezca.
Ella estaba asintiendo cuando escuchó su hermana lo llamaba, llegaba a su lado junto a Melany, ahora recordaba que si él iba, ella tendría que acompañarlo, no era una travesía exactamente segura, se había luxado un tobillo en una ocasión, su hermana estaba ahora a su cuidado.
– Hola Mel, oye Sophye, tenemos que ir hasta la cañada del valle ¿Tú irás a casa de Mel hasta que regresemos?
– En realidad Mel vendrá a casa con nosotros –hizo énfasis en las últimas palabras – Mamá dijo que te acompañara y fuéramos juntos a todos lados
Eso se estaba volviendo algo fuera de control, una cosa era ir a solas con Cat, lo que sin duda hubiera disfrutado, habría tenido más oportunidades de charlar, incluso quizás la besarla nuevamente; pero su hermana ya era un tema aparte, encima la acompañaría Mel; nada podía resultar peor, o por lo menos eso pensaba cuando apareció Kyle.
– Hola ¿Qué es esto? ¿Se están reuniendo y no me invitaron?
– No, pero hoy no podré ir a tú casa, tenemos que ir hasta la cañada
– Pero el partido será en la plaza
– No iremos al partido – explicó Cat
De pronto pareció que Kyle había comprendido algo que a Dylan se le había pasado por alto.
– Ya veo, espero que vosotros dos la paséis bien – dijo mientras hacía una ridícula reverencia como su fuera un caballero medieval.
– Mel y yo también iremos – observó Sophye, los ojos de Kyle se iluminaron
– ¿Puedo ir?
Su actitud había cambiado de inmediato, se había erguido en toda su estatura, aunque aún le llevaba unos centímetros; no tenía motivos para impedírselo, además era obvio que el hecho de que Melany fuera con ellos era un factor muy importante y de su interés
– Por mi está bien, partamos ya, antes que sea demasiado tarde
Melany se mostró más alegre a emprender el camino acompañada por las locas anécdotas de Kyle, de pronto, Alan, un compañero de la clase de su hermana los alcanzó
– Hey Sophye, quieres venir a casa, alquile unas películas para ver con unos amigos
– Hoy no puedo, tengo que ir con mi hermano al valle de la cañada – agregó poniéndose inexpresiva, algo bastante poco común en ella que resultaba abierta y simpática con todo el mundo
– ¿De verdad? ¿Puedo acompañarlos?
– Claro que no, tienes que ir con tus amigos a ver películas ¿O no?
No supo bien por qué, sin duda a su hermana este chico no le caía nada bien, jamás la había visto tan seria, ni siquiera cuando se enfadaba; Alan también percibió el peligro, se disculpó rápidamente y se alejó a largos pasos; de pronto sintieron como si todos tuvieran urgencia por partir, emprendimos camino.
No conversaron demasiado, todos estában ensimismados, excepto Kyle y Melany que charlaban animadamente, Sophye los miraba complacida, de vez en cuando participaba de la charla; mientras tanto, Cat y Dylan íban a la cabeza bastante cayados. De pronto, como si fuera un simple comentario sin importancia murmuró
– Somos cinco
La observación era inocente por donde se lo mirara, ni siquiera Sophye, que la había escuchado, comprendió a que se refería, pero me había dado cuenta de inmediato; “cinco guerreros llegaran hasta mi”.
Si, eran cinco, pero también había que considerar que era una enorme casualidad, solo pensaba ir con Cat; los demás jamás habían estado en sus planes; no se había atrevido a revelarle sus sueños a Kyle o su hermana; sin embargo, ahora que lo pensaba, ya había sospechado de Sophye cuando se había curado tan rápidamente esa mañana; y Kyle, seguramente su habilidad tendría algo que ver con su buen oído, le había demostrado lo inusual que resultaba o lo útil que era para espiar a personas, incluso con una pared de por medio.
Cat y él eran obvios, ya habían charlado al respecto ¿Pero que tenía que ver Melany en todo esto? ¿Ella también tendría alguna habilidad oculta? ¿Cuál sería? Quizás pudiera leer la mente como él, se volvió de manera descuidada para observarla, estaba distraída en la charla.
– Si, somos cinco – respondió absorto en esos descabellados pensamientos mientras continuaban el viaje, escuchando a Kyle presumía haber vencido al villano nivel 12 de su “Mutilador” para PC.
Lo primero que indicó que estaban llegando fue el sonido del agua corriendo entre las piedras, poco después ver el llano donde el valle aún conservaba su verdor. Pese a encontrarse bastante adentrado el invierno, esa era una de las cualidades mágicas de ese lugar; era como si el otoño y el invierno nunca llegaran por completo, las personas sugerían que los arboles circundante ofrecían reparo creando un efecto invernadero… pero la realidad es que no había una explicación lógica al respecto…
En fila cruzaron el puente de madera que unía ambos lados y se quedaron admirando aquel sitio, siempre provocaba el mismo efecto en sus visitantes, sin importar cuantas veces hubieran estado allí; por eso era tan frecuente entre los escasos turistas que visitaban el pueblo, normalmente de lugares cercanos.
– ¿A que hemos venido hasta aquí? – Preguntó Melany largando un suspiro mientras Kyle seguía mencionando sus habilidades en la computadora – ha sido un camino bastante largo.
No lo sabía, simplemente no tenía idea de que esperaba encontrar en ese lugar, solo había ido hasta allí, confiando en un niño desconocido con el que había soñado; debía estar loco por haber hecho semejante cosa; pero ahora estaban ahí y no tenía caso regresarse de inmediato.
Se sentó en silencio sobre el pasto junto al agua, tomando unas piedras las arrojó con fuerza tratando de hacerlas picar sobre la turbulenta superficie, no tuvo mucho éxito, se hundían sin remedio. Cat se sentó junto a él, bastante cerca como para que se pusiera nervioso, de pronto y con sutileza le tomó la mano.
Solo por eso, sin lugar a dudas, había valido la pena el viaje, aunque tuvieran que regresarse sin haber encontrado a ningún chico rubio, incluso prefería así fuera…
A su derecha los demás los imitaron, su hermana le dirigió una amplia sonrisa de satisfacción antes de ponerse a charlar con Mel y Kyle sobre las clases de ese día
Pronto apareció una pequeña ardilla que los miraba con curiosidad; se acercó al grupo más curiosa de lo habitual, estos animalitos solían ser desconfiados por los chicos agresivos que frecuentaban la zona.
Detrás de ella apareció una segunda ardilla, seguida de lo que parecía un pequeño puercoespín; al momento unos pájaros pequeños y azules se acercaron y volaron hasta posarse en los hombros de Melany quién quedó silenciosa.
Poco a poco otros animales de los alrededores surgieron de todos lados y se acercaban a ellos, en particular estaban rodeando a Mel.
Aunque nerviosa por el inesperado comportamiento de las criaturas, los cuales Kyle miraba con los ojos entornados, Sophye con una sonrisa complacida los tomaba en sus manos y los acariciaba con cariño.
Sin duda algo completamente inusual estaba ocurriendo, tan inesperado como un balde de agua fría, esa era su habilidad, tendría algo que ver con los animales.
Sophye seguía sonriendo mientras trataba de tomar alguno de aquellas ardillas peludas que andaban a su lado; aunque al principio desconfiaban terminaban convenciéndose de que no les haría ningún daño.
– Mel siempre es así, su casa siempre está llena de animales perdidos que van hasta allí, desde que la conozco nunca vi que el perro de Alan la atacara, y has visto lo bravo que es.
Ahora todo estaba claro, los cinco tenían alguna especie de habilidad, estaba reunido en un lugar de sueños, sobre todo, ahora que un montón de animales rodeándolos, solo faltaba que el niño apareciera; por un minuto miró el camino que venía del lado del pueblo, no vio a nadie ¿Se había equivocado?
Cat lo miraba a los ojos, estaba contenta rodeada de esos animales, el más incómodo era Kyle, parecía no llevarse bien con estos peludos amigos que le estaban quitando la atención de Mel; fuera de eso todo estaba en perfecta calma, podía haber seguido así si no hubiera comenzado a soplar un viento fuerte he inesperado que espantó de inmediato a todos los animales.
Miraron a uno y otro lado, la luz del sol aún se colaba sin dificultades entre las ramas de los árboles; Dylan estaba atento a las ondas del agua cuando algo lo sorprendió y no pudo evitar llamar la atención de todos para que miraran lo que sucedía.
Un pequeño remolino se estaba creando frente a ellos, arrastrando consigo pequeñas piedras y hojas desperdigadas, hasta que una gran burbuja comenzó a surgir ante sus ojos, dentro; como si todo aquello no fuera lo suficientemente inexplicable, sonreía un niño con el pelo rubio matizado por destellos plateados, una mirada perturbadora con sus pupilas doradas; simplemente… estaban aterrados…
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