Cualquiera
que la conociera lo hubiera notado, Sophye estaba enfadada por tener que
invitar al impertinente de Alan a ir con nosotros; incluso había dejado quemar
las tostadas; o por lo menos las que eran para su hermano.
No
pudo quejarse, si él las hubiera hecho serían un carbón de mal sabor, al menos
con un poco de jalea quedaban comestibles, pero tuvo que preparar su propia
cocoa porque Sophye se había olvidado de hacerlo mientras preparaba la suya;
como mentirosa era pésima.
Pero
al menos estuvieron listos lo suficientemente temprano como para marchar a pie,
y como ahora ambos conocían la dirección de la casa de Catherine pasaron frente
a ella, donde lo estaban esperando; juntos fueron al instituto donde Sophye se
separó de inmediato, pese a que Melany aún no había llegado, aun así, encontró
entre la multitud a la niña rubia del día anterior
– ¿Qué le pasa a tú hermana? – Preguntó
Catherine un tanto preocupada.
– Nada que pueda ser remedido, es que le pedí
que hiciera algo y creo que no le ha hecho gracia
Aunque
Catherine intentó averiguar más no consiguió sacarle información.
– Hoy tenemos que ir a la cañada del valle
¿Verdad? debo decirle a Virginia que hoy no podremos encontrarnos después de
clase.
– Creo que sería lo más conveniente – Dijo
dubitativo pensando en lo que había sucedido él día anterior
Aunque
ya parecía como si hubiera sido uno de sus alocados sueños, de pronto saludó a
alguien que estaba a las espaldas de Catherine
– ¡Hey, Stevens! Ven aquí un momento – El
aludido se acercó desembarazándose de un compañero de su propio grado – ¿Tienes
algo que hacer está tarde? ¿A la salida?
– Pensaba encontrarme en lo de Marcus a ver
unas películas – Ironizó mientras Catherine miraba a Dylan completamente
asombrada tratando de adivinar a donde quería ir
– Es que, tenemos que ir con, bueno, me
preguntaba si tú podrías…
No
era fácil explicar él motivo del viaje, pero por suerte alguien le dio un poco
de ayuda
– Dylan quiere saber si puedes acompañarnos a
la cañada del valle, tiene algo muy importante que mostrarnos cuando lleguemos
allí – comentó Catherine de inmediato, asiendo del brazo a Dylan como si
estuviera entusiasmada por la idea, aunque más bien parecía preocupada.
– ¿Y que se supone que tienes para mostrarnos?
– Eso lo sabrás cuando llegues allí – agregó
siguiéndole el juego a su novia – seremos unos cuantos y será algo inolvidable;
pero si tienes que hacer… tú te lo pierdes…
– Ni hablar – había caído en el sebo – estoy
con ustedes… aunque me preguntó que podrá ser; en fin ¿Nos vemos a la salida o
algo así?
– Si, iremos todos juntos para que nadie
llegue tarde
Haciendo
una señal de compromiso y aceptación se marchó junto al muchacho que lo
esperaba cerca de la puerta, Virginia se acercaba por el patio así que
Catherine no tenía mucho tiempo para sacarse una duda.
– ¿Por qué invitaste a Stevens? Si él va puede
ir Virginia
– Creo que él es uno de nosotros, también creo
que tuvo algo que ver con el accidente de ayer, aunque no estoy muy seguro.
Y
dejando a Catherine con la boca abierta y buscando una excusa para no
encontrarse con Virginia más tarde, Dylan se marchó para el salón, de camino
encontró a Kyle; y se pusieron a comentar el partido del día anterior
distrayéndolo un poco de sus preocupaciones.
El
día transcurrió sin novedades, aunque Dylan estuvo consciente de que Virginia
lo miraba un poco rencorosa, pese a que Catherine había tratado por precaución
de no hablar con él demasiado frente a ella no podían evitar encuentros
casuales como la pareja que eran.
Ese
día pasó en un abrir y cerrar de ojos, y antes de poder asumir lo que hacían
estaban Kyle, Dylan y Catherine esperando al resto. Cuando Stevens apareció
Kyle quedó sorprendido, pero sin darle explicaciones lo puso al tanto de que le
acompañarían a ver qué era lo que tenía que mostrarles.
Un
poco desconcertado lo aceptó de mala gana; pero todos quedaron un poco
sorprendidos cuando aparecieron Sophye y Alan hablando animadamente junto a
Melany; cuando Sophye vio que ellos ya habían llegado se quedó en silencio y se
ofendió ligeramente, como si acabaran de insultarla o algo parecido; pero Dylan
no tenía tiempo de responder estas preguntas que brotaban en sus pensamientos,
ahora debían apresurarse a la cañada del valle.
Los
comentarios durante el camino fueron bastantes variados, pero nunca tocaron el
tema de que iban a hacer precisamente allí o que era lo que Dylan quería
mostrarles, pero cuando el sonido del agua comenzó a escucharse y el pequeño
puente por el que debían pasar se vio, las dudas aparecieron en todos los
rostros, Alan y Stevens comenzaron a preguntar que hacían, allí.
– Solo debemos esperar un rato, aún no es la
hora
Comentó
nervioso mirando a los compañeros, y como la vez anterior se sentó sobre el
pasto junto a Catherine y esperó pacientemente el paso del tiempo arrojando
piedras sobre la superficie bastante calmada de la corriente de agua.
Kyle
se sentó junto a Sophye y Melany charlando animadamente, pero Alan y Stevens se
mostraban exasperados por el largo camino y que no hubiera nada en particular
en aquel lugar, Dylan de estaba poniendo nervios, pero Catherine lo calmó
– Recuerda lo que dijo la abuela de Melany, él
no se presentaba si estaban sus padres, así que, si Stevens y Alan no son los
elegidos, solo harás el ridículo – agregó con una sonrisa maliciosa.
Ya
se estaba preocupando seriamente cuando un viento familiar comenzó a soplar,
todos se pusieron de pie de inmediato y miraron el agua esperando que
apareciera Elliott; pero nada ocurrió, excepto que una voz claramente divertida
los llamo desde sus espaldas; en cuanto se voltearon pudieron verlo con una
amplia sonrisa.
– Pero que muy bien; que agradable sorpresa,
los has reunido a todos, si… si, eso creo, no esperaba que lo consiguieras tan
pronto, pero no podemos seguir charlando aquí, tenemos mucho que hacer, pasen
pronto por favor
Creando
la extraña puerta que era como un espejo líquido y distorsionado desapareció
por ella.
La
cara de asombro de Stevens y Alan valieron la pena, todos le miraron y le
sonrieron, pero recordando las imperfecciones de la puerta comenzaron a
prepararse; Dylan se paró cerca de la entrada seguido por Catherine.
– Entren inmediatamente uno tras otros, no
olviden lo que pasó la última vez.
– ¿Ya estuvieron aquí? – Alcanzó a musitar
Alan, pero Sophye lo hizo callar con un gesto para que Dylan continuara
hablando.
– Deben entrar inmediatamente unos tras otros
para que no debamos esperarlos demasiado tiempo; dense prisa y no duden en
entrar
La
aclaración era para los confundidos compañeros que aún no entendían que estaba
pasando, ambos miraron a Sophye quién les indico que hicieran caso con un gesto
de la cabeza
– Está bien, iremos primero – agregó para
Catherine que le había tomado él brazo
Pese
a que ya habían estado allí podría jurar que ella estaba atemorizada.
Sin
más rodeos se abalanzaron sobre el portal permitiendo que la viscosa sustancia
los acariciara y recordando la extraña sensación de frío y calor; de un momento
a otro estaban dentro del comedor que había cambiado considerablemente; pero no
tuvieron mucho tiempo para evaluarlo porque inmediatamente fueron empujados
para delante.
– ¿Qué diablos ha pasado ahora? – Barbotó
Dylan en cuanto estuvo dentro y apartándose ya que Sophye lo estaba empujando.
– He arreglado la diferencia de dimensiones
mientras la puerta está abierta
Llegó
una voz sonriente desde la distancia, y cuando todos estuvieron dentro la
entrada se cerró mostrando una maciza pared.
Valía
que lo hubiera dicho antes, de esa manera hubieran tenido menos preparativos he
incomodidades para pasar la puerta, aun así, guiados por una confianza inusual
como si se encontraran en su casa fueron directo a la mesa; que está vez
llevaba ocho sillas cómodas y mullidas a su alrededor, como la vez anterior se
destacaba por su altura en la que Elliott estaba sentado.
No
solo las sillas y la mesa, ahora de un cristal labrado, habían cambiado; toda
la habitación en general se veía más elegante y amplia, con toda clase de
revestimientos, unas enormes telarañas colgando del altísimo techo, unas
escaleras impresionantes y finamente labradas llevaban a un segundo piso, las
puertas de la sala estaban pulidas y un pasillo se veía a lo lejos detrás de su
anfitrión.
Los
únicos que tardaron en sentarse fueron Stevens y Alan cuyo desconcierto no daba
crédito a lo que estaban viendo.
El
gesto del pequeño fue visible, aunque no sobresaliera mucho por sobre la mesa,
e innumerables platos de diferentes comidas aparecieron delante de ellos y
sendas copas repletas del líquido espeso que habían degustado la ocasión
anterior.
– Disfruten la comida, pronto deben comenzar
su entrenamiento y será una tarea de lo más difícil, aunque algunos aprenderán
más rápido que otros, de todas maneras, pueden pasar bastante tiempo aquí
dentro de ahora en más – y agregó solo para Dylan – me gusta como has
redecorado el lugar
Con
una alegría desbordada comenzaron a comer y a beber, y aunque no se saciaban
luego de unos minutos comprendieron que debía poner atención pues Elliott había
puesto a los jóvenes confundidos al tanto de las circunstancias, omitiendo
varios detalles que habían descubierto por sus propios medios, estaban seguros
de que él no sabía nada al respecto hasta que agregó.
– Manda saludos a tú abuela cuando la veas,
dile que no he olvidado mi promesa y la cumpliré como siempre lo he hecho –
Melany quedó de piedra unos segundos y luego afirmó con la cabeza – veo que han
avanzado mucho, y no tengo que contarles más de lo que ya saben, no me
corresponde a mí; eso se los dirán sus respectivos consejeros cuando entren en
las salas del entrenamiento; cuando salgan de allí las cosas habrán cambiado
mucho para ustedes.
Por
la cabeza de Dylan y la de algunos de sus compañeros comenzaron a desfilar
grandes carreras en las que tenían que sortear todo tipo de obstáculos y que aprecian
enmascarados que los obligaban a luchar, pero por suerte, posiblemente solo
fuera su imaginación desmedida.
– El tiempo que estén dentro de las salas de
entrenamiento variará de unos a otros, pueden ser días, semanas o incluso más
tiempo, dependerá de ustedes mismos y de sus consejeros; ellos serán los dioses
que le han bendecido.
– ¿Quieres decir que no podremos estar todos
juntos? – preguntó Sophye haciendo alarde de su increíble capacidad seductora y
de atemorizar a los demás con las ideas de pasar las pruebas sin ayuda de
nadie.
– Es exactamente como sucederá – confirmó –
les diré a cada uno quién fue el Dios o los dioses que le ha vendito, y luego entrarán
en una sala especial donde podrán entrenar hasta dominar sus habilidades.
– Genial – Agregó Kyle – Espero que sean
habilidades sorprendentes que nos ayuden en lo que sea que deberemos hacer más
adelante.
– Sin duda serán de utilidad, pero ellas solo
se fortalecerán si permanecen unidos y no dejan de practicarlas, con mucho
cuidado, nadie debe descubrirlos antes que la batalla se inicie, sería
peligroso para ustedes y sus familias
– ¿Peligroso? – preguntó un tímido Alan con
una voz vibrante
– Si, si no tienen cuidado. Cuando terminen
les revelaré la historia que aún desconocen para que sepan el motivo por el que
lucharán y como podrán vencer.
En
silenció se levantó y se encaminó por el pasillo que estaba tras él; los demás,
un poco tímidos al inicio, se levantaron y lo siguieron, hasta que se detuvo al
final en una sala octogonal con varias puertas de diversos colores y formas; en
medio había un círculo dentro del cual un sol, una luna y una estrella buscaban
compartir el escaso espacio. En medio se paró Elliott y llamó primero a Sophye
que casi se desmaya al oír su nombre; se acercó con cuidado y se paró al lado
de él; con un gesto le hizo una señal para que se agachara y puso sus manos
sobre la cabeza de la asustada joven.
“Bendita
eres en nombre de Asclepios, Dios de la medicina y por los Lares; guardianes
protectores del hogar; son tuyas las habilidades de la salud y la vida, tanto
para bien como para mal, dominaras tus fuerzas, arrodillaras ejércitos,
tumbarás al más fuerte y sanarás al desvalido; tú cuerpo será santo y las
heridas solo podrán hacerse en tus sueños. Mientras puedas llamar un sitio
hogar, no habrá alma, voz o voluntad que puedan inquietarte dentro de sus
paredes”
La
voz grabe de ese niñito retumbaba ahora por el pasillo vacío; jamás había
creído capaz que Vocecita risueña y santurrona pudiera hablar con tanta
seriedad y fuerza; Sophye se levantó como en un trance y se dirigió a una
puerta de un bello color rojo y brillante; antes de que llagara se abrió y ella
desapareció detrás. De inmediato llamaron a Kyle, a quiénes las rodillas le
temblaban notoriamente, pero no quería parecer cobarde frente a Melany, de tal
manera se acercó y se agachó frente al niño para que pusiera las manos en su
cabeza.
“Bendito
eres en nombre de Artemisa, Diosa de la caza; son tuyas las habilidades
naturales del cazador y sus sentidos, no solo podrás ver en la noche y oír
hasta el silenció; tu grito derrumbará montañas, tus manos distinguirán
mentiras y engaños, y serás inmune a los venenos, pero si ves o eres ciego solo
podrá saberlo tú corazón “
Así
Kyle desapareció tras una puerta moteada de colores pasteles y llamaron a
Melany
“Bendita
eres por las grandes, en nombre de Pomona, personificación de la naturaleza;
Silvano, protector de los bosques, pastores y rebaños; Lechy, espíritu del
bosque y Norma soberana de los dioses del bosque. Son tuyas las habilidades de
la naturaleza que te rodea y la vida que en ella se encuentre, serás parte
formando uno con ella; hablaras con las aves de los cielos, los peces del mar y
todo animal que se arrastre, camine o ande sobre la faz de la tierra, siendo a
voluntad una más de ellos si tú alma lo desea, descubrirás que él tamaño no
siempre importa, solo la astucia y el atrevimiento serán tus guías cuando los
caminos difíciles marquen tus pasos”
Así
terminó con Melany desapareciendo por una puerta transparente y llamando a
Stevens, este dudo más que los otros en acercarse, pero al final lo hizo.
“Bendito
eres en nombre de Gea, Hefestos, Poseidón y Thor; Dioses de la tierra, del
fuego, del mar, del trueno y las tempestades: controlaras los elementos y el
clima que te rodea, más tú fuerza será tal que solo en su presencia serás
príncipe de tú luz, pero si te abandonan caerás en la desesperanza; nos serás
creador; pero controlaras tú entorno mientras no permitas que tú entorno te
controle a ti”
Tambaleándose
se marchó por la puerta de la izquierda donde se mezclaban azules, rojos,
marrones, celestes y amarillos de las maneras más inusuales, quedaban pocos y
cada vez estaban más nerviosos, así llegó el turno de Alan quién ya no parecía
muy confiado, lo que le provocó a Dylan una sonrisa, si Sophye pudiera verlo.
“Tú
bendición llega de Ares y Heracles, Dios de la guerra y un héroe divinizado;
llevarás en tus manos la fuerza de cien leones y en tus piernas la velocidad
del jaguar, tú piel será firme y tersa y no será dañada con facilidad; y podrás
confundirte con el entorno que te rodea. Por tú sangre corre la ira y el odio,
pero el valor es lo que debe vencer con el tiempo, las decisiones son tuyas; y
de ti dependerán vidas inocentes; si tú vida será dada o tomada lo decidirán
los hilos del destino que sujetes, pero la desconfianza podrá cortarlos y
alejarte del sendero correcto”
Quizás
más confundido que antes de marchó con un paso decidido y una mirada de rencor
en los ojos a la puerta de un rojo intenso que brillaba en un rincón. Sus
habilidades eran prometedoras, pero parecía enfadado; no tuvo tiempo de pensar
ello ya que enseguida llamó a Catherine quién con un temblor ligero se despidió
con un beso cariñoso y una sonrisa bastante nerviosa.
“Cronos
y Zeus han puesto su confianza en ti; Dioses del tiempo y del universo te
otorgaron dones que están más allá de la comprensión de un simple guardián;
pero podrás convertir las horas en minutos y los segundos en años, abrir
puertas al pasado y al futuro, cambiar lo incambiable y reinar sobre imperios o
destruirlos. Tus guías serán las estrellas y tú serás la guía de sus
movimientos; tú poder no tiene palabras, pero las palabras pueden ser detenidas
con tú poder, no confundas lo bueno con lo malo y confía en tú corazón, él
siempre te será sincero”
Así
marchó ella con sus ojos vidriosos a la puerta que estaba cerca del centro,
Elliott no lo llamó, pero le hizo un ademán para que se acercara y se agachara,
antes de poner su mano en la cabeza exclamó.
– No creo serte de mucha ayuda, no antes de
que el momento oportuno llegue, aun así, intentare aliviar tus dudas; pero
deberás entregarme las lágrimas para que las guarde por ti, allí dentro no las
necesitarás, no aún.
Y
luego que se las entregara puso la mano en su cabeza y con una voz aún más
profunda y potente que retumbo por los rincones de la sala vacía exclamó.
“Te
han bañado en sus bendiciones Atenea, diosa de la sabiduría, Morfeo Dios de los
sueños; las realidades y fantasías, Clío contador de la historia, los Manes,
espíritus de los antepasados, Zio, una divinidad del inicio de las épocas,
Wottan, quién fue llamado Dios supremo; Distinguirás verdades y mentiras,
compartirás los astros con los dioses primitivos; el conocimiento y sabiduría
de tus decisiones marcara la diferencia entre la vida y la muerte de quiénes
amas y respetas; será tú mano la que exigirá y tomará un precio; la misma mano
que escribirá el final de la profecía; el límite de tú fuerza estará oculto en
tú imaginación, tú amor por los demás hará tus sueños realidades y tus
realidades los sueños de los demás; pero también tienes una bendición oculta en
tú alma, uno de los dioses no desea ser nombrado, y sus fuerzas dormirán hasta el
día en que comprendas quién eres y de lo que serás capaz, su sangre corre en
tus venas”
Cuando
hubo terminado una voz única y personal lo llamaba desde un cuarto con una
puerta oscura
“Que
él silencio selle tus labios, pasa el umbral sin dudas y te enseñaremos de lo
que eres capaz”
Ahora
comprendía porque nadie hablaba luego de que Elliott lo hacía, esas voces
aconsejaban el silencio y te guiaban a la puerta correcta, suspirando
profundamente atravesó el espacio con la esperanza de encontrar las respuestas
a todas las preguntas que tenía.
Elliott
se quedó un minuto mirando con atención cuando Dylan desaparecía tras el manto
negro, no se había equivocado, sus palabras habían sido: “Será tú mano la que
exigirá y tomará un precio; la misma mano que escribirá él final de la
profecía” Entonces sin lugar a dudas… está era la batalla final.
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