domingo, 29 de enero de 2012

Kyle llega tarde (Cáp. 09)

Dylan se despertó más alegre que de costumbre, y se quedó un buen rato en la cama recordando momentos muy gratos de su sueño, por fortuna no había aparecido ningún niño rubio, y pese a no haberse concentrado la noche anterior, sus sueños se habían dirigidos por si mismo exactamente a donde él quería, a una playa alejada, con palmeras y arena dorada; y una exuberante Catherine que paseaba con él tomados de la mano; un sueño perfecto pera arrancar un día perfecto.
Escuchó unos sonidos que venían de la cocina; durante un instante se imaginó a su madre haciendo la limpieza pero luego la verdad lo impactó con fuerza y recordó que ella estaba a muchos kilómetros cuidando a su abuela; seguramente estaría Sophye en la cocina, pero no puedo comprender que haría metiendo tanto ruido.
Conservando la calma y tratando de mantener frescos los sueños, ya que no se resignaría a olvidarlos fácilmente, se vistió con sumo cuidado prestando una atención poco frecuente en peinarse y dejar cuidadosamente colocada la camisa dentro de los pantalones; tomó los cristales de la mesita que había junto a las cama y los colocó en un especie de monedero que tenía de niño, si no recordaba mal, era el saco de un “Papa Noel” cuando cumplió cinco años; desde entonces había puesto sus monedas y sus canicas favoritas, ahora contenía las misteriosas piedras; sopesándolas con la mano se preguntó si tarde o temprano les serían de utilidad, y por que tenía que cuidarlas tanto, pero de todas formas se las metió en el bolsillo.
Su ingreso en la cocina provocó una reacción de sorpresa para ambos, por un lado Sophye nunca lo había visto tan prolijo sin que ella le advirtiera algún detalle, lo que la dejó momentáneamente en silencio, hasta que recordó que ahora su hermano tenía una novia por la cual valía la pena cuidar un poco la imagen, y con una sonrisa alentadora continuó exprimiendo unas naranjas.
Por su parte Dylan la miró inquieto, sobre la mesa se encontraba un bol lleno de masas con chispas de chocolate, bastantes apetitosas, y cobre el mesón de la cocina varios recipientes lavados hace poco se escurrían.
En cuanto llegó al horno comprendió que su hermana estaba preparando las masas, porque dentro se veía otra tanda a punto de salir; ella apagó él horno en ese momento y sirvió en la mesa dos vasos completos de jugo y puso en un plato un montón de las masitas que había preparado; sin duda a todas sus cualidades debía agregarle el ser buena cocinera.
Luego de sacar la fuente con unas agarraderas las deposito en el bol junta a las demás y lo dejó respirar en un extremo de la mesa, se sentó frente a su hermano y tomó una de las masas frías del plato.
 – Puedes comer algunas, no saben tan mal
Eso ya lo sabía, sus tortas y pastas eran deliciosas, sin duda era muy buena haciendo estas cosas, lo que mamá le reconocía siempre, en cambio Dylan se limitaba a calentar unas pizzas, y en caso de necesidad preparara unos huevos fritos.
Tomo un sorbo de jugo, una masa y comenzó a desayunar, ella estaba bastante ensimismada aunque parecía que tuviera intenciones de hablar respetaba su silencio.
 – Están muy ricas – exclamo para romper el hielo – ¿Las haces por algún motivo en especial?
 – Pensé que estaría bien llevar algo si visitaremos a la abuela de Mel – dijo por toda respuesta – ¿Hoy iremos caminando no?
La pregunta era curiosa, pero me di cuenta de inmediato que quería darme la oportunidad de encontrarme con Catherine antes de llegar a clases, y le estuve agradecido, asentí con la cabeza y continué desayunando en silencio, mis pensamientos volaron rápidamente a la playa de arenas doradas y permanecieron allí unos cuantos momentos hasta que los ojos de Sophye me trajeron a la realidad, algo andaba mal
 – ¿Que fue eso? – Es lo primero que preguntó con su mirada dilatada – ¿Era una playa?
De pronto Dylan sintió que se hundía en el asiento, eso quería decir… ella le había visto sus pensamientos ¿No podría ella leerlos también? después de todo eran hermanos; él siempre lo había sospechado de alguna manera porque nunca había creído que su hermana pudiera conocerlo tan bien
 – ¿Lo has visto…? ¿Tú también puedes…? – Ella negó con la cabeza, ahora se daba cuenta lo incómodo que resultaba cuando él respondía antes que completaran una frase – ¿Entonces?
 – No lo se, algunas veces cuando estas muy enojado o muy contento me siento extraña; como si pudieras compartir tú alegría o tú tristeza conmigo, a veces oigo cosas o las veo, como si fuera una tele mal sintonizada
Los pensamientos de Dylan dieron un giro bastante imprevisto, por un momento se le ocurrió una teoría completamente descabellada, pero como todo lo que había pasado últimamente era una locura le pareció algo bastante posible.
 – Si puedo leer la mente, o escucharlas, quizás también puedo…
La idea se estaba perdiendo, era difícil explicarlo, y no era nada divertido lo que se le estaba ocurriendo
 – Quiero decir, si puedo sacar algo de otra persona para verlo, quizás también pueda ponerle algo de mí para que lo vea.
Sophye levanto los hombros pero no dejaba de estar asombrada, la idea le resultaba indiferente; pero a Dylan esto le preocupo bastante, si no lograba controlar ese tipo de cosas, quién sabe quién escuchara sus pensamientos, o lo que era peor, sus sentimientos.
 – Mejor nos vamos ya – Agregó Sophye metiendo las masas de la bandeja al bol, y guardándola en su mochila – llegaremos tardes, quizás se lo puedas preguntar a Margye, o a Elliott cuando lo veamos nuevamente.
Ella tenía razón, como siempre, tomó sus cosas dejadas apropiadamente junto a la puerta y salieron cerrando con cuidado la casa; tomaron el mismo camino de la mañana anterior, pero no encontraron a Catherine por ningún lado, lo cual no había alegrado demasiado a Dylan.
Cuando se acercaban a las rejas de la escuela la vieron sentada en silencio en uno de los asientos que estaban en la entrada; seguramente para evitar sospechas de Sophye había llegado al instituto bastante antes de lo normal; para evitar un encuentro difícil de explicar.
Sin embargo cuando los vio acercarse se mostró bastante alegre y efusiva al saludarlos, en particular a su novio, porque ahora todo estaba un poco más claro y no había necesidad de esconder ese tipo de cosas.
Se quedaron charlando trivialidades hasta que llegó Melany con una sonrisa de oreja a oreja, en pocas palabras les comunicó que su abuela los esperaba encantada, y se quedó complacida de que a Sophye se le halla ocurrido llevar algo porque se le había pasado por alto.
Aún era temprano, pero la demora de Kyle los estaba preocupando, estaban pensando en ir hasta la casa a buscarlo cuando apareció Stevens.
 – Hola chicos, Que tal Sophye ¿Kyle no ha llegado aún?
 – No, lo estábamos esperando ¿No sabes que pudo haberlo demorado? – Preguntó Dylan
A pesar de ser un poco irrespetuoso con las normas del colegio no solía llegar tarde sin motivos; o al menos sin la compañía de Stevens y él.
 – No lo se, pasé por su casa de camino y me dijo que estaba por salir para acá; como fui por la confitería a comprar algo para el almuerzo pensé que ya abría llegado, a lo mejor él también pasó a comprar algo – Reflexionó para si mismo – y por cierto, que rayos tienes en el bolsillo
Dylan se llevo involuntariamente la mano al pecho, extrañado por el asombro de su compañero, pero en cuando los demás lo miraron con atención comprendió de inmediato; el saco rojo que había colocado en la camisa se traslucía con mucha claridad por el escote del abrigo, y el hecho de ser un paquete abultado le daba una apariencia extraña al uniforme.
 – Solo son unas canicas que he guardado, me había olvidado que las llevaba encima
Agregó ante las miradas interrogantes de sus compañeros, a los cuales tuvo que hacerles un gesto significativo para evitar que preguntaran al respecto; mientras Stevens seguía el recorrido del paquete con los ojos, Dylan lo ocultó seguramente en su propia mochila.
 – Eres un poco extraño ¿Sabes? Yo no suelo llevar mis canicas por ahí, menos en un paquete tan llamativo. Hoy Marcus retoma el curso, y a menos que quieras problemas con él no lleves nada llamativo a la vista.
Había olvidado por completo que la suspensión de Marcus finalizaba ese día, por lo que debería andarse con cuidado nuevamente, era el típico muchacho buscapleitos que seguramente hay en todos lados; con la diferencia de que sus padres tenían bastante influencia en la escuela por lo que gozaba de una impunidad bastante amplia, la suspensión la había conseguido por empujar un niño más pequeño que él por la escalera logrando que se quebrara el brazo y “perdiera” , como él decía, sus apuntes de historia.
Se quedaron charlando un buen rato, pero cuando apareció Alan, el compañero de Sophye, se hizo un silencio bastante poco común, Stevens parecía particularmente afectado.
 – El otro día lo vi molestando a tú hermana – me comentó por la comisura de los labios mientras todos lo mirábamos acercarse – creo que ella le gusta, pero él es demasiado pretencioso y ella no quiere saber nada.
Eso explicaba la actitud tan fría de Sophye cuando hablaba con él, seguramente la había cansado llevándole la carga; Alan no le caía particularmente mal, por lo menos hasta ahora, pero si se metía con su hermana debía enfrentarse con él.
Aparentemente percibió que no estábamos muy alegres de verlo, porque cuando se acercó y vio las caras de Stevens y Dylan cambió de inmediato su postura.
 – Hola – dijo por lo bajo y comenzó a revisar su mochila – ayer me dio esto la profesora de artes para ti pero no te encontré – y le entrego dos sobres de los cuales uno parecía confeccionado a mano – ha dicho que le encantaría que tomaras el segundo semestre de la asignatura
 – Si, bien, Muchas gracias – y Sophye metió rápidamente los sobres entre sus libros, Alan me miraba como extrañado
 – Te pasa algo
Rápidamente se dio cuenta de que la pregunta había sonado más agresiva de lo que había deseado, para ser que no conocía al muchacho
 – No, solo creí ver… no importa, es como si estuvieras distinto hoy, eso es todo – y se marchó bastante contrariado
Sophye y Melany se fueron unos momentos después para llegar al salón que tenían a primera porque estaba al otro lado del establecimiento.
 – Ya no tenemos tiempo de ir a buscar a Kyle ¿Qué le habrá pasado?
 – Nada importante ¿Que pudo ocurrirle además que lo atropellara un auto? – Stevens solía tener un humor bastante oscuro de vez en cuando – no te preocupes, quizás le llegó visita o algo así
En silencio, y no sin menos preocupaciones, gracias a los comentarios alentadores de Stevens, se dirigieron a sus respectivas clases justo en el momento que sonaron las campanas
Al entrar a clases Dylan y Catherine se sentaron juntos procurando guardar un lugar justo detrás de ellos, lo cual fue realmente imposible, ya que una Florencia de muy mal humor lo había ocupado, a Dylan le dio la impresión de que o bien se había enterado de algo o quizás quería comprobar por si misma algún rumor. Ella nunca se sentaba al frente de la clase.
Por suerte la primera asignatura era filosofía. La clase para Dylan resultó más agradable que de costumbre, porque tocaban el tema de la clase anterior sobre el amor y tanto Catherine como él se habían puesto de acuerdo sobre una idea contraría a la de Florencia; como ambos era mejores argumentando sus teoría que ella, el profesor tubo que darles todo el crédito. Aunque también se mostró perspicaz a la hora de que ambos estuvieran de acuerdo tan rápidamente, seguramente algún rumor había trascendido por la escuela. Muchas veces llegaban primero los rumores y luego los hechos.
Kyle apareció para la segunda hora de filosofía, traía una cara terrible, como si le hubiera ocurrido algo muy malo, aparentemente el profesor también se dio cuenta porque no lo amonestó como hubiera hecho usualmente y solo le pidió que se sentara y no repitiera estas llegadas tardes.
Ambos voltearon al verlo sentado al fondo de la clase y ni siquiera los miró, pero al rato levantó la cabeza y le hizo una señal de que después hablarían.
Esperaron ansiosos la llegada del recreo y se dirigieron maquinalmente a los bancos bajo un roble apartado, poca gente solía ir a aquel sitio por la comodidad de los bancos de la cantina o aquellos más cerca de las puertas, de esa manera era un sitio tranquilo para hablar.
No necesitaron preguntar nada, tranquilamente fue Kyle quién los guío hasta allí, y luego de sentarse se quedó en silencio como ordenando sus pensamientos para saber que les diría. Ambos se quedaron cayados esperando que él hablara, era demasiado inseguro apresurarlo ya que seguramente lo que debía decir era bastante difícil.
Cuando estuvo por comenzar vio que Melany y la hermana de Dylan se acercaban y quedó nuevamente en silencio, ellas al ver sus rostros y las miradas de advertencia de Catherine se sentaron esperando saber que había ocurrido.
 – Hoy me llamo mi madre, cuando estaba por venir aquí – agregó explicando su demora
Pero no explicaba por que se hubiera demorado tanto, solo Dylan pensó de inmediato en algo que le había comentado el día anterior, sus padres habían ido a visitar un pariente enfermo llevando consigo a su hermana, pero no; seguramente estaba exagerando y sacando conclusiones antes de tiempo
 – Parece que encontraron muy grabe a mi abuelo – Comentó de pronto y a Sophye y Dylan se les vino el mundo abajo, por desgracia habían tenido algo de razón – mi madre se quedara allí varios días, no están muy seguros que se recupere, es comos si hubiera tomado un veneno lento o algo así que fuera haciendo efecto de a poco – agregó con una voz un poco temblorosa y Dylan observó la mirada compasiva de Melany – ¿Creen que tenga algo que ver con todo esto?
Se quedaron en silencio como si hablar les hiciera mucho daño, todos estaban pesando lo mismo, pero fue Dylan quién asintió suavemente, ya le había planteado su hermana una solución el día anterior.
 – Si hacemos lo que debemos – agregó mirando confundido a Sophye – seguramente se recuperaran.
Todos exclamaron palabras de apoyo con convicción de que eso sucedería sin duda; pero ya eran dos los abuelos enfermos, y esa tarde visitarían a la abuela de Melany, quizás a ella aún no la habían encontrado, o simplemente estaban equivocados de persona.
De pronto Mel le golpeó el hombro con suavidad, y lo puso al día sobre la visita que le harían a Margye y como ella sin duda encontraría una solución; quizás incluso tuviera algún remedio que los doctores desconocieran
Con la moral un poco más alta todos comenzaron a charlar nuevamente sobre que ayuda podría llegar a darles, y Dylan no quiso compartir sus temores con los demás, después de todo, esa tarde sabría si era la persona correcta o no.
Una nueva campana les recordó que el día de clases aún no habían terminado y se separaron a sus diferentes aulas, por suerte para todos Kyle había recupera sus esperanzas y estaban anhelando que llegara la hora de la salida para reunirse con Margye.


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