sábado, 30 de abril de 2011

El sueño y los secretos (Cáp. 03)

En cuanto tocó la campana de salida fue el primero en levantarse y se dirigió a toda velocidad a la biblioteca, no quería llegar tarde y la mejor manera era llegando primero; pero en cuanto atravesó las altas puertas que daban pasó al recinto interior y los pasillos llenos de libro la encontró a Cathye pidiendo a la bibliotecaria dos gruesos volúmenes para el trabajo
– Guau, ¿Cómo llegaste tan pronto?
– Salí enseguida de la clase, fui de las primeras y no me encontré con nadie mientras venía, nada del otro mundo ¿verdad?
Aunque evidentemente estaba un poco nerviosa al respecto; y tendría algún motivo, él había salido primero y podría asegurar que ella había entregado un trabajo de último momento al profesor de la última hora, es más, él practicante había corrido por los pasillos lo cual dudara ella hubiera hecho para aventajarlo, y solo había un camino, debía haber pasado al lado de él, y esto nunca había sucedido. Aunque en un momento, cerca de los lavados estuvo seguro de sentir que pasaba corriendo a su lado, pero por más que había mirado en una y otra dirección no la había visto, ¿Como era posible entonces?.
– Si creo que así debió ser
Ciertamente no era hora de pensar en esas cosas, tenía un importante trabajo para hacer, particularmente importante porque lo haría con Catherine. En eso regresó Blanca; la asistente de biblioteca con dos gruesos volúmenes, el que estaba encima se titulaba “argumentos Filosóficos”
– ¿Vamos entonces? – murmuró sin darse cuenta de tomar los libros por ella.
En silencio se dirigieron a una mesa apartada para poder hablar con más tranquilidad
– espero que nos valla bien en este trabajo
– ¿Por que lo dices? – indudablemente había malinterpretado el comentario creyendo que ella afectaría la nota, y no positivamente, claro está.
– Es que me vendría bien una buena calificación – agregué sin mucha convicción, ella no parecía muy conforme
– ¿Realmente la necesitas? Eres él mejor en la asignatura, siempre tienes buenas notas y nunca obtuviste menos de un 80% en una prueba – Está información lo tomaba desprevenido, como sabía ella todo eso
– ¿Por qué lo dices? ¿Qué te hace pensar eso?
– El profesor siempre dice que eres su mejor alumno, que le sorprende porque no sueles prestar mucha atención y sin embargo conoces todos los temas, incluso comentó que…
De pronto se quedó en silencio como si hubiera hablado más de la cuenta; y se sonrojó con una velocidad que no era usual en ella
– ¿Que es lo que dice él profesor? – inquirió amigablemente, no fuera que de alguna manera lo hubiera hundido, precisamente frente a Catherine
– No es nada, nada importante
– Vamos, tenemos que hacer este trabajo juntos – Era una excusa evidente, pero debía saber de que se trata – si no me lo dices no podremos concentrarnos en lo que debemos hacer, además, no puede ser tan malo
– Pero no es algo malo… – De nuevo de detuvo precipitadamente como si hubiera vuelto a hablar de más
– Vamos ¿Es algo buenos entonces? Si es así no me ofenderé, acaso no confías en mi – Está era siempre su última arma para conseguir lo que deseaba, lo sabía muy bien, era lo único eficiente contra su hermana
– No es que no confié en ti
– Entonces dime de que se trata
– Es que seguramente fue una broma o algo así
– ¿Que tiene de malo entonces? Si solo fue una broma, vamos, confía en mi, si no... No podré confiar en ti – Ahora si lo había logrado, lo vio de inmediato en sus ojos como si la verdad fuera a salir de ellos dando saltitos
– Solo dijo, dijo que… que como éramos buenos alumnos y… que haríamos buena pareja…
Ahora lo comprendió, el profesor no se había referido solo al trabajo, se refería a otra cosa, inevitablemente ambos supieron que habían hablado de más, y con las caras al rojo vivo Dylan tomó “Argumentos filosóficos” y lo abrió por la mitad sin concentrarse demasiado en lo que hacía, ya que él volumen estaba de cabeza.
– Que locura ¿No? – alcanzó a musitar en un susurro para romper el vergonzoso silencio, aprovechando a su vez de enderezar su ejemplar
– Si, eso mismo le he dicho yo – y también abrió su ejemplar, pero al derecho, y comenzó a sacar apuntes de interés
El mutis entre ambos se había ahondado con los minutos, y trataban de no mirarse más que para compartir alguna opinión con respecto a los puntos de vista de un filosofo que no tenía ni idea de lo que hablaba, o por lo menos eso le parecía a Dylan ya que su cabeza no estaba precisamente en la biblioteca; mas bien se veía pasando una tarde tan adorable en compañía de Catherine en él claro de la colina; pero debía preocuparse un poco en lo que hacía o quedaría mal delante de ella, y definitivamente eso no era lo que pretendía. Fue ella la que rompió él silencio
– ¿Por que discutías con Flor? – sin duda el comentario no tenía nada de filosófico, y le golpeó en medio del estomago
– Por nada en particular, solo me molestó algo que dijo
– Nunca se han caído bien, ¿verdad?
– No, no lo se, simplemente no nos llevamos bien – ¿Que estaba tratando de averiguar? ¿Qué se proponía al preguntar aquellas cosas?
– A ella le gustas – un inusual vacío le tocaba el estómago, que era todo aquello, Flor la habría enviado para averiguar algo, él nunca las había visto juntas.
– Eso he escuchado, pero a mi no me gusta ella
Por un momento pensó que el comentario había sido un poco fuerte, pero una sonrisa pequeña en los labios de Catherine le dieron a entender que la respuesta era correcta, al menos como no hablaban de “ellos” no estaba tan incómodo.
– Pensé que habían discutido por eso que ocultas en tú camisa – Está vez le costó un momento entenderlo ¿Que ocultaba? él no tenía nada, salvo… claro aquellos… – pensé que serían de ella o algo así – agregó más que nada para si misma
– Te refieres a estos – y sacó el puñado de piedritas que relucían; una en particular de manera inusualmente iluminada por la luz artificial de ese lugar.
– Pero que bonitos – seguramente había quedado impresionada con aquellas cositas – parecen diamantes o perlas, pero tienen forma de…
– Lágrimas – termino la frase por ella – lágrimas de diferentes colores
– ¿De donde las obtuviste? – y agregó educadamente – si se puede saber
– En realidad, no lo se – Ella lo miró de manera extraña, no estaría pensando que las había robado o algo como eso – quiero decir, cuando desperté estaban en mi cama – su mirada se tornó sombría
Definitivamente había malinterpretado alguna parte de la historia, porque dejó la piedra que había tomado junto a las otras con un mal humor evidente
– Alguien las habrá dejado allí ¿Quizás como un recuerdo? – Comprendió de inmediato donde lo habían malinterpretado horriblemente
– Oh no, no es lo que piensas
– ¿Y como sabes que estoy pensando? – seguramente eso había sonado aún peor que la duda
– Simplemente lo traje de mis sueños. – La mirada de poco humor fue reemplazada por una de ofensa mientras Dylan lamentaba no haberse cocido la boca
– ¿De tus sueños? ¿Cómo pudiste traer esto de tus sueños?
Dudó un momento, si de lo contaba le creería loco; si no lo hacía no podría volver a pensar en tener una oportunidad con ella, debía contarle algo, después de todo le inspiraba una confianza poco natural
– En realidad si, tuve un sueño extraño, al principio no lo era, soñaba con mi padre, siempre sueño con él
– ¿Como puedes soñar siempre lo mismo? – de pronto se dio cuenta que no debería haberlo dicho – disculpa, yo no quise, se que…
– Antes de dormir solo debo pensar que quiero soñar – añadió omitiendo la segunda parte de la disculpa – y simplemente sucede, siempre puedo tener sueños lúcidos, es algo realmente agradable – seguramente algo la inquietó, luego se dio cuenta de que los sueños lúcidos pueden ser mal empleados y ella había sospechado algo – yo jamás pensé en – un gesto con la mano le advirtió que siguiera con la historia, pero un dejo de tranquilidad ilumino su cara – pues, estaba con mi padre y de pronto atravesé una puerta
– ¿Una puerta?
– Si, estaba en una habitación y pase por la puerta, luego desapareció; y estaba en otro lugar
– ¿Como un pasillo o él baño?
– Como en otro mundo – La mirada fue dudosa y no quiso descifrar su significado – lleno de lava y fuego, aunque hacía un frío de muerte;
– ¿Había fuego y hacia frío?
– Era un sueño después de todo, no lo se; y en medio de la isla había un niño que quería hablar conmigo, mi padre me lo había dicho, parecía saberlo todo, y hablaba como si me conocieras de toda la vida
– ¿Que fue lo que dijo?
– Algo sobre una guerra que estaba por iniciarse, que una mujer iba a empezar una batalla, que no tenía mucho tiempo y que debía reunir a los 7 guerrero que la enfrentarían, que esa era mi primer misión
– Vaya sueño
– Ni que lo digas
No podía creer que hubieran entablado está conversación tan ajena a la filosofía, pero ciertamente hablaba con soltura y comodidad, como si se conocieran de toda la vida
– Pero lo extraño vino después…
– ¿Mas extraño que hablar con un niño en medio de ríos de lava y fuego, pero que hacía frío?
– Bastante más extraño, él señalo el cielo o algo así, y pese a que era de día, o por lo menos el amanecer porque los soles estaban afuera –esquivó la mirada de Cathye- brillaron unas cuantas estrellas; estas bajaron como si fueran a chocar al niño, pero se detuvieron y se pusieron a flotar a su lado, luego las envió hacia mí y las tome, eran 7 pequeñas piedritas con forma de lágrimas y de diferentes colores
– ¿Estas piedritas? – agregó señalando las que se desparramaban sobre la mesa
– Las mismas, pensé que había sido solo un sueño hasta que él me dijo que despertara, suelo despertar a voluntad, no cuando me lo ordenan; pero aún así desperté, pensando que todo había sido un sueño alocado, pero luego descubrí estas piedritas desparramadas entre las sábanas y no supe que pensar…
Un silencio un tanto incómodo quedó pendiente entre ambos, como un hilo que los conducía a un sitio sin importar bien a donde fuera
– ¿Dices que puedes soñar lo que quieras? ¿Y tienes sueños lúcidos? – se ve que ese tema en concreto la había preocupado
– Si, y algunas veces pienso que debo estar un poco loco
Tan pronto como lo había dicho se arrepintió; definitivamente ahora le preguntaría al respecto y no tendría caso mentirle, no luego de lo que ya sabía y de lo que había ocurrido en las primeras horas de clase
– ¿Por qué lo dices? A mi no me pareces nada loco – comentó como quién no quiere la cosa ocultando una sonrisa
¿Por qué le había preguntado? Tan bien estaban las cosas entre ellos y ahora podía arruinarse, pero debía contarle algo, ella no se reiría, o por lo menos eso esperaba
– Algunas veces, escucho cosas
– ¿Qué tipo de cosas? – Eso no había sonado bien, pero difícilmente podría arreglarlo
– Cosas que la gente no quiere decir, pero me las dice igual, aunque solo yo las oiga
– Como lo que ocurrió hoy en filosofía
– Si, Flor… – se callo un momento, no podía decir lo que había escuchado – me pareció que hizo un comentario sobre Kyle, algo poco agradable ¿Si? Y le espeté que no debía hablar así
– ¿Pero?
– Ella no había dicho nada, es como si solo lo hubiera pensado – Esto sonaba cada vez más extraño
– Quiere decir ¿Lees él pensamiento? – seguramente estaba pensando eso, pero admitirlo era como solicitar una camisa de fuerza
– No lo creo, solo… presiento lo que la gente quisiera decir aunque no lo haga
De pronto la cara de Catherine se torno extraña, algo estaba surcado por sus venas y creyó adivinar de que se trataba cuando se aparto un poco de él
– ¿Alguna vez me… me has leído a mi los pensamientos? – El tono escarlata tiño alegremente sus mejillas
Definitivamente estaba avergonzada, y estaba en un callejón sin salida, quizás debía mentir, o decir que todo era un broma pero al final solo salieron unas letras desfilando de mis labios…
– Si
El efecto no fue agradable, lo miró sorprendida de su franqueza, o esperó que eso fuera, por las dudas prefería poner los puntos en claro
– Pero fue alguna vez aislada, sin ninguna intención, no puedo controlarlo; es solo cuando es algo muy fuerte, solo así lo percibo
No había estado bien, si ella sentía algo por él de seguro podría haberse delatado y se sentiría incómoda, ¿Pero por que pensaba eso? quizás ella sentía algo por alguien más y era eso lo que la preocupaba, la mente era un hervidero de ideas y ninguna parecía demasiado agradable
– ¿Que has escuchado? De mí quiero decir

¿Que podía responder? Seguramente algo tenía que ocultarle, y realmente no sabía que podía ser, pero lo sospechaba, era algo sentimental; solo que no reconocía si él era el elegido o alguno de sus compañeros.
– No lo se – ella no estaba conforme – nada importante, alguna vez que te alegraste por una buena calificación – se excusó, pero pensaba en cuando había aceptado hacer él trabajo con ella en aquel pasillo abarrotado de gente
– ¿Nada más?
– Creo que no, solo siento cosas muy fuertes, ¿Qué esperaba que hubiera sentido? –
La pregunta había salido de sus labios sin control y ahora no podía volverse atrás, era una pregunta muy personal y estaba jugando con fuego.
– No lo se – ¿Qué ocultaba? Algo la carcomía, eso era seguro – Creo que alegría, supongo, por la nota, claro – agregó velozmente
– Presiento que quieres decirme algo – nuevamente las palabras sin control, era cierto, presentía que se moría de ganas por contarle algo, pero no debía forzarla, o quizás si.
– ¿No estarás…?
– No, ya te dije que es involuntario, solo, lo veo en tú mirada, me ocultas algo
– Yo no he tenido sueños, pero… – se detuvo un momento dudando si debía proseguir – ¿No te burlaras de mi verdad?
– ¿Por qué lo haría? Aún no me has dicho que estoy loco por lo que acabo de contarte – una sonrisa distendió un poco el ambiente
– A mi también me ocurren cosas extrañas, de vez en cuando, quiero decir…
– ¿Qué tipo de cosas?
– Cosas que no puedo explicarme, tampoco puedo controlarlo, pero es como si…
No quería continuar, pero ya estaba muy cerca, unas palabras más y sabría de que se trataba, con una mirada comprensiva la alentó a proseguir
– suelo saber quién llama antes de descolgar el teléfono, o atender antes que llamen si estoy demasiado cerca; muchas veces se quejan de que el aparato siempre está ocupado…
Está revelación, si es que lo era, dejo a Dylan sin palabras, esto era demasiado; pero si ella no se había burlado de él al hablar de “leer la mente”, cuando menos debía devolverle el favor con cortesía, aunque ciertamente le costó un gran trabajo disfrazar su asombro he incredulidad
– Veo que no me crees
– Por que dices eso, solo que es difícil, ya sabes, estar aquí hablando de leer la mente y ver el futuro
– No es que vea el futuro, es como presentirlo, además, algunas veces…
Está vez se detuvo por completo, seguramente no quería decir algo que era lo mas importantes, Dylan se mantuvo en silencio para que comprendiera que estaba dispuesto a escucharla
– creo que puedo parar él tiempo
Ahora si, una mueca se dibujo de forma forzosa en la cara de Dylan, una cosa es saber quién te llama y otra cosa es jugar con los relojes, debía estar tomándolo en broma, sin embargo ella se mostraba ahora muy ofendida por su reacción. Durante un segundo creyó que iba a estallar en gritos
– No me crees ¿Verdad? Sabía que no lo harías, no se por que te lo he contado, no debía haberlo hecho, vamos échate a reír, vete a contárselo a Kyle y todos tus amigos para que se burlen de mi
No había gritado, aún pero re labia hablado lenta y tranquilamente, pero estaba muy dolida, eso era muy claro, un nudo muy fuerte en su garganta y un peso increíble se resguardó en su estomago, estaba a punto de llorar y él no había querido ofenderla de esa manera; sus ojos se enturbiaron y aparto la mirada
– Yo, yo jamás haría eso, nunca me reiría de ti ni… Debes reconocer que me cuesta mucho creerlo – trato de excusarse – una cosa es atender el teléfono y otra… – Pero ella no lo dejo terminar
– ¿Y como crees que llegue primera a la biblioteca? Fuiste él primero en salir del salón, se que lo hiciste, yo te vi mientras le entregaba mi trabajo al profesor, no pudiste dejar de notar que eras el primero, no eres tan tonto, te vi voltear y verme
Las palabras fueron un golpe duro, estaba conteniendo las lágrimas y se sentía terriblemente mal por ella, tratando de comprender lo que decía recordó como le había extrañado encontrarla en la biblioteca antes que él cuando se había esforzado en llegar primero
– Pero… ¿Cómo…? – no pudo articular mas palabras, pero fueron suficientes, ella cambio su mirada de ira por una de confusión sin verlo fijamente a los ojos.
– No lo se, solo pasa cuando algo es realmente importante, quiero decir – se corrigió – cuando una emoción muy grande… como él miedo se apoderan de mi…
– ¿Tenías miedo de venir a la biblioteca? – Ciertamente eso estaba fuera de contexto y carecía de sentido
– No, no fue él miedo, solo es un ejemplo, me pasó cuado tenía quince años…
– ¿Qué ocurrió?
– No lo recuerdo muy bien, pero estaba paseando mi perro cuando se escapó de la correa y corrió hacia la calle, venía un auto de frente y de pronto se detuvo
– ¿Frenó?
– No, simplemente se detuvo, él y todo… – buscaba las palabras para no sonar demasiada exagerada – La gente de las veredas y los árboles, todos se detuvieron, yo no supe que pasaba, solo corrí y sujeté mi perro que estaba inmóvil a unos metros del auto y subí a la acera de enfrente. De pronto todo fue normal, como si nada hubiera pasado; el auto siguió y la gente se movió; entonces no supe que había pasado, pensé que el susto me había hecho imaginar cosas…
– ¿Y no fue así? – la pregunta no había sonado muy gentil, pero pareció pasarla por alto
– Claro que no, me preocupe cuando empezó a repetirse, siempre que algo me importaba mucho o… – nuevamente se quedó callada
– ¿Cómo llegaste hoy a la biblioteca?
– No lo se, luego de dejar mi trabajo solo pensé que llegaría tarde a nuestra… reunión y que debía darme prisa; y de pronto todo se detuvo, no me pregunte que pasaba porque recordaba los incidentes anteriores y simplemente corrí hasta la biblioteca, incluso pase a tú lado y no lo notaste, al llegar aquí las cosas volvieron a ser normales…
Le tomó solo un minuto a Dylan pensar en aquella extraña sensación de que ella había pasado corriendo a su lado y no había logrado verla, eso lo explicaría, pero es imposible…
– Esto suena de verdad muy extraño, ¿No lo crees?
– Si alguien nos hubiera oído diría que ambos estamos locos – una sonrisa superficial los distrajo
– Tú paras él tiempo y vez él futuro, yo controlo los sueños y leo la mente; esto es de lo más ridículo. Deberíamos escribir un libro, o mejor aún plantearlo en nuestro proyecto de filosofía…
Fue un buen momento para recordar el trabajo que aún no habían finalizado, y las horas habían pasado como si ella hubiera apurado las manecillas, el turno nocturno ya había dado inicio y no se habían percatado de nada…
– Creo que deberíamos haber termino esto – sugirió ella – ya es medio tarde
– Si quieres lo finalizo en casa – durante un segundo le pareció creer que ella hubiera preferido que lo terminaran juntos la mañana siguiente
– Si está bien, si no te molesta
– No es nada, solo me llevara unos minutos
– Creo que entonces deberíamos irnos
– Si, es… – pero no supo que decir, en silencio recogieron las piedras y los libros que devolvieron, para salir luego a la frescura de la noche – realmente se está poniendo frío
– Si, está un poco frío – comentó mientras Dylan sacaba un abrigo de la mochila y hacia un ademán de colocárselo, luego de un momento de lo extendió a Catherine
– Con esto no tendrás tanto frío
– Pero es tú abrigo – añadió rechazándolo con una seña
– De todas formas no me lo pondré, lo tomes o no; y no es justo que me haga peso en la mochila durante todo él camino – la excusa era tonta pero suficiente
– Está bien – mientras se colocaba él saco pudo verse una sonrisa brillante mientras la sangre regresaba a sus mejillas – Muchas gracias
– Si no te molesta te podría acompañar hasta tú casa, después de todo ya es de noche
– No es necesario, no…
– Insisto, me hará bien la caminata para entrar en calor y puedes devolverme el saco cuando lleguemos allí – y podría averiguar donde vivía, lo cual había esperado mucho tiempo
La caminata fue bastante silenciosa, ambos habían hablado bastante más de lo que habían deseado y se preguntaban en que estaría pensando el otro, por más que Dylan se concentrara en leerle los pensamientos a Catherine no lo logró, o bien no podía elegir cuando hacerlo o necesitaba mucha concentración, de cualquier manera ese no era el momento apropiado con ella que le vigilaba constantemente con el rabillo del ojo.
Caminaron cuando menos 10 minutos, ella no vivía exactamente en la dirección que él esperaba, en realidad no estaba tan lejos de su casa, quizás a mitad de camino; cuando llegaron le sorprendió ver ante que casa se detenía.
Seguramente vivía con sus padres, era una casa amplia de dos pisos, según los muebles que dejaban ver algunas cortinas corridas estaba amueblada con bastante lujo, él jamás hubiera imaginado que ella perteneciera a una familia adinerada, nunca se había mostrado presumida o algo parecido, además ¿Por que no tenía docenas de amigos? Todo aquello le resulto muy extraño y ella pudo ver que miraba la casa a través de las verjas y el camino que la distanciaban unos 30 metros.
– Muchas gracias por acompañarme – susurró por lo bajo – y te agradecería que no divulgaras donde vivo
– ¿Por que? – la pregunta era un tanto entrometida, descubrió que cada vez que preguntaba algo se inmiscuía en algo que no debía
– Simplemente no quiero que se sepa, no estoy interesada en comprar amigos; me gusta importarle a la gente por lo que soy y quién soy, no por lo que tengo; o por lo que tienen mis padres…
La respuesta le había tomado por sorpresa, siempre llegaba caminando de direcciones diferentes y se iba por la misma variedad de caminos, seguramente para evitar que alguien la siguiera como en alguna ocasión Dylan lo había intentado.
Sacó un pequeño llavero y las verjas se abrieron y una luz tenue iluminó el camino de entrada a la casa. Algo lo estaba inquietando. De pronto ella se sacó el abrigo y se lo extendió suavemente
– Muchas gracias, realmente ha sido muy cómodo y agradable, espero que no hallas pasado mucho frío – sus ojos reflejaban la sinceridad
– No, claro que no, necesitaba caminar un poco y entrar en calor, no te preocupes…
Entonces por unos segundos se quedaron mirando, como si ella hubiera detenido el tiempo y nada importara, un aire frío los golpeaba y los árboles se mecían dejando entrever las luces de las calles, de pronto ella cambio su mirada y le sonrió…
– Vas a besarme, ¿Verdad?
Dylan sintió de pronto como si hubiera hablado su hermana, con esa tediosa habilidad de avergonzarlo y ponerlo en ridículo cuando estaban solos, y todo dio vueltas durante unos segundos. Pero ella no era su hermana, de eso estaba seguro.
– ¿Has visto el futuro o me has leído la mente? – la pregunta buscaba distraerla y controlar su nerviosismo, pero ella simplemente se encogió de hombreo
– Simplemente me ha parecido que lo harías
Un fuego interno quemó en las manos y él rostro de Dylan, esto no podía estar ocurriendo, era simplemente uno de esos sueños lúcidos que de vez en cuando alternaba con los de su padre, pero parecía tan real…
Varios minutos después, camino a su casa, aún tenía ese sabor a cereza de sus labios y esa sensación de que nada malo podría pasar, aunque él mundo terminara de un momento a otro…

viernes, 29 de abril de 2011

Clase de filosofía (Cáp. 02)

Con un sobresalto poco habitual se incorporó en la cama; ¿Que había sido eso?
El reloj de la pared mostraba lo tarde que era y que se había quedado completamente dormido, si no se daba prisa no tendría tiempo de desayunar antes de ir al colegio; apartó las sábanas y buscó sentarse en la cama; cuando de pronto unos sonidos suaves llegaron a su oído.
Algo pequeño y colorado, parecido a un pequeño rubí había caído al suelo y rodado hasta cerca de la pared.
Se levantó a buscarlo y cuando regresaba ensimismado descubrió que había varios más sobre la cama, 7 pequeñas piedritas de colores con forma de gotas de agua y de un tamaño no mucho mayor; luego de mirarlas con desconcierto unos minutos las tomó apresuradamente y bajó por unas tostadas y una cocoa caliente; su mente daba vueltas sin sentido, eran las estrellas de sus sueños, pero hasta ahora los sueños eran sueños y nada más; ¿Que había sucedido…?
– ¿Que tienes ahí? – interrogó su hermana frunciendo él ceño
Ella no solía meterse en su vida, pero seguramente resultaba curioso verlo tratar de tomar las tostadas; y para untarlas con mermelada cambiar aquellas piedritas de una mano a otra.
– Oh, no es nada, sólo algo que encontré en mi cuarto – rápidamente las introdujo en él bolsillo de la camisa donde le causarían menos inconvenientes
– ¿Estás segura que son tuyas? Parecen caravanas – y ciertamente lo parecían
– Sólo es algo que encontré, no te preocupes, no son tuyas
– ¿Y para quién son? – Se retractó – Bueno, no es que me importe, sólo que quizás la conozco.
Durante unos momentos la conversación se había disparado en alguna dirección desconocida y había quedado afuera del hilo, ¿Que quería decir? De pronto se dio cuenta como si un balde de agua fría le cayera en la espalda.
– No son para nadie – tras la mirada escrutadora de su hermana se dio cuenta de que no iba por buen camino – para un compañero – su hermana entornó los ojos confundida – me pidió que las comprara por él, para que no lo reconocieran en la tienda, ya sabes, le dio vergüenza – y de esta manera dio por zanjada la discusión
– Ya veo, pues Melany va a estar muy contenta – ¿Que sucedía? Nuevamente la charla se disparaba y no lograba seguirla
– ¿Melany?
– ¿No las compraste para Kyle? él seguramente se las dará a Melany, ella a estado esperando que le hable pero parece no darse cuenta de nada
– ¿A si?
Esto era una noticia, él sabía que a Kyle le gustaba Mel, pero no que el cariño fuera correspondido, debía decírselo en cuanto lo viera; quizás él tuviera la misma suerte alguno de estos días
– Pues, espero que sean para ella, me cae simpática… – agregó cuando su hermana presionó el silencio
– A ti no te gusta, ¿Verdad? – esa habilidad de su hermana de hacer que se pusiera colorado era inigualable
Un sudor frío recorría la espalda del muchacho, es cierto que hace un año y medio le había gustado la amiga de su hermana, le lleva dos años y podía verla en los recreos mientras charlaban, alguna vez se había acercado su hermana para hablar con él y ella lo había saludado, con más cariño del usual; pero desde él principio del último curso sus pensamientos se habían dirigido hacia una compañera de grado; y había olvidado todo lo demás.
– No, claro que no me gusta – de momento descubrió que no era creíble en absoluto – quiero decir, me cae bien y sólo eso, ustedes son buenas amigas y la considero como una hermana, ¿Contenta? – ciertamente no se la veía muy convencida
– Pero antes te gustaba – ¿Como podía saberlo?
Bueno, eran hermanos y son cosas que se descubren por si mismas, él sabía cuando a su hermanita le gustaba alguno de sus amigos, lo cual inevitablemente lo ponía incómodo y trataba de deshacerse de sus visitas cuanto antes, era su cualidad de hermano protector, aunque le había costado unas cuantas desilusiones
– Y a ella le gustabas tú – Agregó rompiendo la reciente tranquilidad de Dylan
La cocina quedó en silencio, eso era más de lo que quería saber, como había llegado la conversación a ese punto y… de haberlo sabido antes… lo hecho, hecho está
– Pero como nunca la invitaste a salir; decidió pensar en alguien más. Me parece que Kyle fue una buena opción, él es simpático – finalizó el tema
– ¿Y a ti no te gusta él? – Sabía que no, pero quería vengarse por él apuro que le había hecho pasar hace unos minutos
– No, y tampoco te diré cual de tus amigos me gusta.
Como lograba hacer eso, él había intentado atraparla y había caído en su juego; se moría por la curiosidad y descubrir quién pretendía a su hermana
Pese a llevarle dos años ella sabía dominarlo de alguna manera, siempre lo había logrado, y eso le ponía realmente furioso.
– ¿De quién estas hablando? – trató de sonar amable, pero no estuvo seguro de conseguirlo
– No te lo diré, eso es cosa mía; a ti no te pregunté como se llama la chica que te gusta ¿O no? – y acentuando su mirada de suficiencia agregó – y eso que se que comparten las asignatura de filosofía
Como era posible, él había tenido cuidado de actuar absolutamente normal siempre, en clases y en su casa, solo su mejor amigo Kyle sospechaba al respecto, ¿Como podía saberlo su hermana? ¿Quién más lo sabría? Ella debió ver la confusión en sus ojos
– Es por tú letra, tú cuaderno de filosofía de este año está mas prolijo de lo habitual, no sueles prestar atención en esa asignatura porque te es muy sencilla ¿A que si? Sin embargo has tenido la dedicación en buscar las mejores notas ¿Por que sería si no quieres impresionar a alguien? Fue muy sencillo, has tenido suerte de que mamá no se enterara
– ¿Qué no me enterara de que? – María, su madre había escuchado el final de la charla y se mostraba muy interesada
– Nada Mamá, Kyle ha sacado un excelente en una prueba y no te ha querido decir nada
– Y por que no me lo dirías – Levanto los hombros con un gesto de poca importancia y la cuestión se dejo de lado – en fin, dense prisa que pronto pasará el micro – diciendo esto salió por la puerta que había entrado cargando unas cuantas tostadas y una tasa de café
– Gracias Sophye – murmuró por lo bajo
– No es nada, esas son cosas tuyas ¿No? Además tú hubieras hecho lo mismo – Dylan no contestó
No estaba seguro de si lo hubiera ocultado o no. Hizo un gesto con la mirada al reloj y apuró su cocoa, su hermana ya había terminado y estaba dejando el plato y la tasa en la bacha de la cocina
– Llegaremos tarde – haciendo un silencio y mirando la camisa de su hermano agrega – ¿No me lo muestras?
– Quizás a la vuelta – respondió comprendiendo con dificultad
– ¿No se lo darías hoy?
– Quizás no, aún me falta comprar algo, un collar a juego
– Podría ayudarte a elegirlo
– No es necesario, ya se cual será, solo tengo que ir a buscarlo al salir de clases
– Está bien – aunque no se mostraba muy contenta – deberías meterte la camisa o te retará el director
Como lograba siempre lo mismo, suerte que eran hermanos; constantemente lograba ponerlo en ridículo, pero tenía la delicadeza de no hacerlo en público, a menos que la hubiera hecho enfadar, claro; con cuidado se arregló él uniforme y tomando su mochila salió junto a su hermana
No le extrañaba que le gustara a tantos chicos; era bonita y tenía un buen cuerpo para sus 15 años, el pelo rubio le caía hasta mitad de la cintura con una suave ondulación haciendo un agradable contraste con sus ojos negros y profundos y la piel clara; siempre le extrañaba no haberla pillado ya con novio. O sabía esconderlo muy bien o simplemente era muy pretenciosa; y esto último no le extrañaría en lo más mínimo, aunque no debía descontar que ella podía engañarlo con facilidad, y eso siempre le preocupaba.
Cuando alguien los veía por primera vez no creía que fueran hermanos, aunque ciertamente los rasgos del rostro tenían similitudes los ojos de Dylan eran claros de un extraño celeste que cambiaba con sus estados de ánimos, algo que le jugaba muy en contra al hablar con Sophye, y su cabello era más bien oscuro aunque tenía unos agradables reflejos castaños que crecían con naturalidad; su piel era más morena por los partidos que jugaba al sol en la plaza con sus compañeros; y le llevaba al menos medio pies de altura a su hermana; pero el afecto que se tenían es lo que confundía a la mayoría, se cuidaban y agradaban uno al otro, lo cual era terriblemente inusual entre los hermanos, como le recalcaba su mejor amigo Kyle en cada ocasión que observaba lo bien que se relacionaban…
– “Eso es extraño, deberían pelearse de vez en cuando, por lo menos alguna mentira o una discusión ¿Es que no le ocultas nada a tú hermana?”
Siempre era lo mismo, solo porque él y su hermana se llevaban cinco años y eran como él agua y él fuego, un odio a muerte; pero en el fondo, muy en el fondo se querían, pero eso no podía decírselo o se molestaría, ya lo había intentado.
El viaje fue más corto de lo usual, ensimismado en la charla que tuvo con su hermana y luego mientras su cabeza giraba de regreso a las piedritas que ocultaba en su bolsillo.
Al bajar del micro Kyle lo estaba esperando; el día de hoy llevaba un peinado de lo más extraño, algo estilo punk, pero de Kyle podía esperarse cualquier cosa; de pronto recordó que le gustaba a Mel y como debería hacérselo saber delicadamente; no era muy bueno para eso, pero ya encontraría la manera.
Antes de entrar a clases ya estaba al tanto del nuevo juego de computadora que Kyle había obtenido, un regalo de su padre en él extranjero; y estaba invitado a probarlo a finalizar las asignaturas de ese día.
– claro que iré – musitó entusiasmado – esos juegos siempre eran mucho mejores que los que su pequeño ordenador podía correr – a menos que me muera de un ataque cardíaco claro
– Eso no sería muy difícil, hoy entramos a filosofía y quizás se te pare el corazón – sabía muy bien por que lo decía
Compartían la asignatura con Catherine; y ella siempre lograba provocar una reacción en él muy difícil de controlar riendo recordó la charla con su hermana
– Sentémonos al final de la clase, tengo algo importante que decirte y será mejor no hacernos oír – añadió Dylan recordando sus metas
– ¿Estas seguro? Cat nunca se sienta después de la segunda fila
– No seas tonto – aunque era muy cierto, siempre buscaba estar al frente y cerca de Cathye – lo que debo decir es importante
– Vale, no me des explicaciones, acerquémonos al salón…
Uno minutos después entraban junto con el resto de la clase y se dirigían al final del aula, pero rápidamente se arrepintió de está decisión; Florencia, una chica con pecas, delgada y de lentes que ocultaban dos bonitos ojos negros se había sentado tras él; le tenía una repulsión natural, más halla de su apariencia, todos sabían que Flor estaba prendada por él, y la evitaba queda vez que podía hacerlo; no estaba muy seguro por que, no es que no fuera nada atractiva, tenía sus encantos, era entusiasta, razonablemente inteligente y tenía a otros tres compañeros de curso tras ella, pero algo en su mirada provocaba que se le erizaran los pelos de la nuca.
Además ya se había sentado ella cerca en otras ocasiones, y podría jurar que decía sus pensamientos en voz alta, cosas como “me está mirando” o “hoy se sentó junto a mi” y ciertamente no le hacia la menor gracia. Hoy difícilmente sería una excepción.
La clase empezó y Cathye fue de las primeras en abrir sus libros y tomar apuntes de lo que el profesor comentaba, era muy buena en la materia hasta donde sabía, sin embargo nunca destacaba demasiado; y pese a ser una buena compañera no tenía demasiadas amigas, este siempre había sido un tema de interés para él y su amigo
– “Quizás es odiosa cuando la conoces, o tiene costumbres raras, como ser amigable con su hermana – solía decirle su buen amigo”
Pero la verdad es que no lo aparentaba, y ciertamente no conocía a nadie que pudiera decirle algo sobre su familia, simplemente era muy reservada… y bonita.
En cuanto los murmullos habituales de la clase comenzaron a hacerse oír con las frecuentes intervenciones de Cathye y otros compañeros Kyle cuestionó:
– ¿Que era eso tan importante que debías decirme? – Ahora que ya no tenía salida no estaba tan seguro de que debiera comentarlo
– A ti te gusta Mel ¿No? – preguntó por la comisura de los labios mientras lo veía sonrojarse completamente
El final del aula solía ser un lugar seguro para charlas relativamente privadas, pero las cuestiones de romances siempre lograban fugarse sin importar donde fueran comentadas
– ¿Por qué lo preguntas?
Era obvio que quería huir a la respuesta para evitar comentarios, ya que su cabeza se giraba en todas direcciones buscando algún posible curioso
– Es importante, yo creo que si, pero necesito estar seguro – un dejo de amargura surcó su mirada
– ¿La viste con alguien más? ¿Está saliendo con algún chico? ¿Tú hermana la vio con alguien verdad? – repuso más nervioso
– No preguntes. Solo dime – y levanto un poco la voz – ¿Te gusta o no?
Definitivamente debería haber guardado la compostura un poco más, ya que está frase fue dicha con demasiado volumen y ahora tres o cuatro rostros escuchaban atentamente la conversación
– ¿Por que no se meten en sus asuntos? – murmuró un poco irritado para salvar del apuro a su compañero quién se estaba poniendo como un tomate muy maduro.
Ambos juzgaron oportuno mantenerse en silencio unos cuantos minutos hasta que la atención regresara otra vez a las palabras un tanto monótonas del profesor; tiempo en que Dylan contempló como él pelo de Cat se meneaba al levantar la mano para responder las intrincadas preguntas; afortunadamente había hilvanado suficiente información como para saber la respuesta y el profesor lo eligió enseguida
– yo creo que lo importante no es la respuesta, sino él hecho de formularse la pregunta; es mas importante preguntarse si uno tiene la capacidad de amar que decir “Que bien, soy capas de amar, ¿Pero amo?”.
El profesor lo miró sorprendido, sus respuestas siempre inspiraban el mismo efecto, pero quizás se debiera a que recién había notado su presencia al final del aula, o al hecho de que seguramente lo había observado conversar hace unos momentos con su compañero y que aún así hubiera estado prestando atención, lo que no era del todo cierto; sin embargo dio por perfectamente valida la respuesta y continuó con la clase.
Pero lo más importante fue la mirada perdida de Cathye buscando quién había dado ese resultado, seguramente con intención de contradecirlo como se suele hacer en la clase de filosofía estableciendo divertidos debates que se llevan toda la hora, sin embargo al verme allí tan seguro de mí mismo como podía estarlo se quedo callada mirándome unos pocos segundos, podría jurar que la oí decir “Pensé que hoy había faltado”, antes de ponerse de un atractivo color sonrosado y volver a mirar al profesor que había desviado la temática al amor después de la muerte…
Fueron unos cuantos segundos en que creyó hallarse en medio del vacío aunque los murmullos de su entorno era innegables; de pronto una segunda voz lo distrajo, se oía distantes pero reconoció a Flor.
– “La respuesta de Dylan fue fantástica… ¿Porque Cat lo miró de esa manera…? Seguro que le gusta; y me parece que a Dylan le gustó que lo mirara; me preguntó si…”
– ¿De que hablas? – preguntó girándose sobre su asiento
– Nada, solo… no hacia nada – completamente confundida cambió una mirada de sorpresa por otra de susto
– Vamos, te oí decir algo sobre Cat, ¿De que estabas hablando? – se la veía ruborizarse, la pregunta era en un tono de voz moderado, pero uno o dos compañeros ya le habían prestado atención.
– Yo no – de pronto su cara se ensombreció – no he dicho nada, te lo juro – y agregó pensando para si
– “Es como si hubiera escuchado lo que pensaba, pero es imposible”
– No es imposible si dices lo que piensas, mientras hables en voz alta podré escucharte – una mirada fría lo atravesó de lado a lado
Flor lo miraba con miedo y con odio, con suspicacia y con triunfo, no podía creer que él fuera capas de, de leer la mente…
– Vamos, no digas estupideces – agregó un poco enfadado logrando que mas personas voltearan – no puedo leer, o mejor dicho, oír nada que no digas, pero mientras hables todos sabremos lo que piensas…
– Dylan – está vez era Kyle quién le llamaba la atención – voltea, o él profesor tendrá que castigarte – rápidamente vio como él profesor lo miraba y se interrumpía mientras narraba sobre la vida del más allá.
– Es que estaba hablando sobre Cat – murmuró a su compañero
– No lo creo, estaba pendiente de lo que decían, por si nos había escuchado – agrega apresuradamente viendo que no es conveniente delatarse al escuchar conversaciones que no le concernían, peor aún, de su amigo – pero ella no dijo nada sobre Cat, en realidad, tú fuiste él primero que habló
– Vamos, no oíste que comento algo sobre como me miraba, y luego algo de que no debía haberla escuchado
– Créeme, no dijo nada de eso – responde con una inclinación de la cabeza simulando que sacaba apuntes mientras el profesor lo miraba – si lo hubiera hecho la habría oído.
Eso era cierto, y Dylan lo sabía, Kyle tenía un muy buen oído, solía ser el primero en enterarse de las conversaciones que se llevaban a cavo en la clase aunque estuviera en la otra esquina del salón, es más, muchas veces dedicaba sus buenas notas en alguna prueba a que un compañero en particular murmuraba los resultados; aunque Dylan nunca lo hubiera escuchado.
Lo había comprobado por si mismo en una ocasión en que lo había visitado en su casa, estando en su cuarto escuchando música a todo volumen como solía hacerlo de pronto se había quedado como congelado, y con una murada de asombro se había dirigido a mí
– Voy a tener otra hermana
Me había devanado los sesos pensando en por que lo había guardado hasta ese momento, más aún el hecho de que él se hallara tan sorprendido al decirlo; cuando de pronto habían entrado sus padres a la habitación con su hermana alzada radiantes de alegría, y luego de bajar él volumen de equipo abrasaron a su hijo comentando que él doctor recién había llamado para confirmar de que pronto tendría una nueva hermanita; a partir de esa vez, sin saber por que, confió ciegamente en su buen oído, hasta ahora nunca lo había defraudado; aún así él había tenido una charla completa con Flor, y Kyle lo negaba; quizás fuera para evitar que se distrajera; aún así se sintió decepcionado…
– En relación a lo que hablábamos…
– ¿Sobre Flor?
– No, sobre – hizo un gran esfuerzo para decirlo – sobre Mel – ahora estaba claro, había querido interrumpir la charla para retomar él tema
– Si, me decías – y está vez se cuido de bajar la voz todo lo que pudo – ¿Te gusta o no?
– Pues es bonita, eso si, y me cae bien – la sangre subía a sus mejillas y parecían brillar radiantes de felicidad y vergüenza – ¿ella sale con alguien más verdad?
– No, de eso quería hablar, creo que le gustas
Definitivamente estas palabras le cayeron como un balde de agua fría, su primera reacción fue mirarme como si estuviera loco o algo así, luego dejo escapar un sonido más fuerte de lo que hubiera deseado
– ¿Que?
– ¿Tiene alguna objeción contra mi opinión? – Interrogo el profesor – si es así estaremos encantados de oírla
– No, solo pensaba… pensaba que… – definitivamente no tenía sus oídos puestos en lo que el profesor había estado comentando, y Dylan no podía arriesgarse a soplarle una respuesta bajo la mirada inquisitiva del profesor y de Cathye que había aprovechado la oportunidad para voltearse y mirarlo
– Estuvo en desacuerdo cuando le sugería que la proyección del amor no estaba limitada a la vida, y que la muerte podía considerarse en si misma un expresión de amor – comentó como si hubiera hablado sobre eso durante una hora
El efecto fue bueno porque desconcertó al profesor el tiempo suficiente para que Kyle pensara en algo, por lo menos a Dylan lo había escuchado
– Yo no creí que fuera una muestra de amor la gente que se mata para demostrar lo que siente, me pareció tonto
Al menos había logrado hilvanar una respuesta, sin embargo no convenció al profesor lo dejó pasar; por otro lado la clase no estuvo de acuerdo y aprovechó la oportunidad para discutir el tema, lo cual les quitó varios minutos de clases y debieron intervenir forzosamente, por suerte Cathye y Dylan estuvieron de acuerdo.
El recreo terminó el debate, desfavoreciendo la opinión de Kyle quién se lo había tomado a pecho como si realmente hubiera sido una idea organizada y con fundamentos, aunque en realidad ni siquiera cuadraba con el planteamiento del profesor, pero mejor así.
– No se por que no me apoyaste en mi idea – agregó al salir del salón – pero gracias por salvarme de esa
– Si te hubiera apoyado no hubiera creído que la idea era tuya, ¿O si? – y con él ánimo un poco más elevado se dirigieron al recreo, una vez allí le increpó
– ¿De donde sacaste lo de Mel? – la pregunta no me era del todo inesperada, y como eran buenos amigos no tuvo dudas de contar la verdad.
– Mi hermana creyó que habías comprado unos aros para ella, me dijo que estaría encantada
– ¿Que? ¿Y de donde sacó la idea de que había comprado unos aros?
– En realidad, yo los tenía y…
– ¿Usas aros? – se detuvo en seco y lo escrutó con la mirada
– No, claro que no; eran una pequeñas piedritas que encontré en mi cama – sigue sin comprender, eso fue evidente – ¿Vez? – y le mostró unas cuantas que llevaba en el bolsillo – estas, no se de donde salieron – su mano se estiraba para tomar una pero la apartó al tiempo devolviéndolas a la seguridad de su camisa
– ¿De donde dices que las has sacado?
– De mi cama, pero no se como llegaron allí
– ¿Con que eso escondías en el bolsillo?
– ¿Que quieres decir?
– No lo se, solo me había parecido que me ocultabas algo, creí que tendrías una carta para mi o algo así, algo que… ya sabes.
– No, lo siento; pero ahora que me lo recuerdas, porque no me defendiste mientras discutía con Flor – esperaba que se excusara que no quería problemas o que quería hablar de algo más importante, pero su respuesta le heló la sangre
– Porque solo tú discutías con Flor, ella estaba callada y no te decía nada, se que no te agrada pero no es para que te la agarres así con ella, la pobre no sabía de que le estabas hablando.
– ¿Realmente no escuchaste lo que dijo sobre Cathye?
– Nada en absoluto, él único que la mencionó fuiste tú, y realmente no me lo esperaba, no delante de la clase que te escuchaba.
– Creo que pierdes tu buen oído amigo mío
– No creo que fuera así; escuché cuando Cat le murmuró a está chica rubia
– ¿Virginia?
– Si a esa, como te había escuchado hablando de ella, Virginia respondió que seguramente te gustaba
– ¿Eso dijo? – de momento parecía que la discusión había sido una verdadera locura – ¿Como pudiste escuchar a Cat y Virginia y no a Flor que estaba a tú lado?
– Y te lo dije colega, Flor no dijo nada de nada
La campana que finaliza el receso tocó por fin, los murmullos y la agitación para regresar a las aulas se hizo presente en todos los pasillos, ya se encaminaban a la próxima asignatura, Literatura, cuando alguien lo llamo por detrás.
– Hey Dylan – se volteó más aprisa de lo debido y golpeó a Kyle en el hombro
– Lo siento – Murmuró rápidamente y luego se dirigió a Catherine – ¿Que sucede?
– El profesor Marcus me dijo que podíamos hacer él trabajo de Filosofía juntos, si no te molesta, como tienen que ser por parejas, yo pensé que… – era evidente que no sabía como terminar la frase – a menos que ya hayas pensado en alguien más, claro – mirándolo a los ojos se puso colorada y guardó silencio – claro que si ustedes lo van a hacer juntos, yo podría hacerlo con Virginia, este...bien… disculpa que te halla molestado – y sin decir nada mas entró tras unos alumnos del primer curso
– No – dijo elevando la voz sobre los pasos de los alumnos y Catherine se dio vuelta
– Si, eso supuse, bueno, que logren una buena nota – y avergonzada se mezcló con los alumnos, Dylan tubo que correr para alcanzarla esquivando a sus compañeros he ignorando a Stevens que lo saludaba de un pasillo junto al bebedero
– No – Dijo jadeando al alcanzarla, mientras respiraba con dificultad veía como se ponía colorada, él seguramente lo disimulada debido a la agitación de la pequeña carrera – quiero decir, aún no hemos formado un grupo, quiero decir, aún no tengo pareja – está vez la sangre subía a sus mejillas y no creyó que pudiera simularlo de ninguna manera…
– ¿Qué quieres decir? – preguntó completamente colorada y nerviosa, como si tuviera urgencia por entrar a clases
– Que me encantaría ser tú pareja – unos segundos de silencio incómodo se apoderaron del pasillo, incluso los de cursos anteriores prestaron atención a la inusual escena – para el trabajo de filosofía, quiero decir, a menos que…
Me encantaría – dijo con una sonrisa tímida
Aunque parecía que no estaba segura de haber conseguido lo que quería, quizás su intención era que él le hubiera dicho que no, un pequeño vacío de hundió en su estomago.
­ Te importaría quedarte después de clases para comenzar, hoy no habrá mucha gente en la biblioteca. –añadió entrelazando los dedos en sus manos
– Si claro – que ya tuviera pensado la reunión de la biblioteca lo desconcertó, pero convirtió el vacío en unas inquietas mariposas de colores – no vemos entonces al salir… para él trabajo de estudio, claro – agregó antes de que las cosas se salieran de control nuevamente
– Me parece bien, nos vemos – y con una sonrisa de oreja a oreja se alejó
Fue en ese momento cuando escucho su voz retumbando en los pasillos como un grito contenido “Me ha dicho que si” pero cuando se volteó para buscarla ya había desaparecido en el salón en que él debía encontrarse.
Cuando Kyle se acercó aún se encontraba aturdido
Oye galán, mejor nos damos prisas o llegaremos tarde, luego me cuentas que ha pasado, ¿Vale?
Las palabras le llegaron como un eco; ¿Luego?, ¿Luego cuando fuera a su casa a jugar en él ordenador él nuevo juego?, lo había olvidado por completo
– Creo que no podré ir hoy a tú casa – se disculpó, lamentándolo ciertamente
– ¿Han quedado en salir o algo así?
– Debemos hacer él trabajo de Filosofía, quiere reunirse hoy en la biblioteca
– ¿No íbamos a hacer ese trabajo juntos? – Otro detalle que se le había escapado por la emoción
– ¿He? No hay problema, en casa ya lo tengo en un borrador terminado – llevaba ya dos días él borrador en el cajón de la mesita de luz – puedo dártelo para que lo entregues con tú nombre, nosotros haremos otro.
– De lo que es capaz el amor – está frase le valió un buen coscorrón – ya basta, ya basta, entremos a clase antes que nos pongan una falta
En medio de los murmullos pasaron casi inadvertidos, pero la profesora los reprendió por la demora, en ese momento Dylan pensaba en otra cosa y ni se enteró que sucedía.
El resto de las clases pasaron con tranquilidad, y la mente ocupada en escribir anotaciones bastante comprometedoras en él margen de las hojas, lo que llevó a que al final de las clases tuviera que pedir la carpeta de su compañero para sacar los apuntes y tirar los propios, rotos en pequeños trozos, solo por las dudas. Algo que sabía no era conveniente, ya que Kyle era muy habilidoso a la hora de resumir, tanto que usualmente tres renglones eran toda una hora de asignatura, en estas ocasiones no era diferente…